Si tu queja está bien comunicada y persigue un objetivo concreto, puede significar un estímulo profesional.
Quejarse está mal visto en general. Sin embargo, esta práctica puede convertirse en éxito profesional si la manejas bien. La importancia del ‘cómo’ es básica.
“Si la queja intenta mejorar la productividad, es probable que, si sabes plantearla, sea bien recibida”, afirma Eva Rimbau, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña.
“Hay que practicar la ‘queja sana’, hacer observaciones o sugerencias que puedan ser bienvenidas centrándose en hechos perjudiciales para la productividad y mostrar, en todo momento, una actitud profesional”, añade.
Según la profesional, si una queja está bien comunicada y persigue un objetivo concreto para beneficio del trabajador o de todo el equipo, puede significar un estímulo profesional. Hay que tener presente estos consejos para tener éxito cuando nos quejamos:
Busca el momento ideal. Lo mejor es concertar una hora de encuentro o de entrega.
Intenta hacer la queja por escrito. Esta vía reduce el componente emocional y la convierte en más objetiva y comprensible.
Mantener el autocontrol si se hace en persona. Pensar en la situación como algo que hay que cambiar a mejor y no como un ataque a los demás.
Describir la situación. Piensa en las consecuencias negativas que ocasiona el problema al equipo, a la empresa y a ti.
Proponer soluciones. Sin exigir y procurando tener empatía.
“Si la sugerencia cae en saco roto, no hay que insistir más; se puede correr el riesgo de ser considerado conflictivo”, alerta Rimbau.
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