Para algunas personas resulta fácil distraerse de su objetivo final si no tiene buenos hábitos que le ayuden a encaminarse a ellos.
Por supuesto, existe un sinfín de hábitos positivos que todo emprendedor debería tener. Pero, ¿qué pasa con los negativos? Estos son siete hábitos que, aunque parecen inocentes, pueden afectar gravemente tu posibilidad de alcanzar tus objetivos.
Revisar tu correo. ¿Cuántas veces revisas tu correo al día? ¿Más de una? Entonces probablemente lo haces demasiado. El correo electrónico suele ser “eso” que las personas hacen cuando no quieren hacer lo que deberían estar haciendo. Establece filtros para tus correos y elimina la suscripción de boletines que ya no leas.
Abusar de las redes sociales. Dedicamos demasiado tiempo a las redes sociales. Ya sea que revises el “timeline” demasiado tiempo o que sientas la necesidad de actualizar tu estado cada 15 minutos, estos hábitos pueden reducir drásticamente tu productividad.
Procrastinar. Muchas veces es más fácil decir “mañana” que “ahora mismo”. Sin embargo, las cosas que posponemos suelen ser las mismas que necesitan resolverse con mayor urgencia. Así que, en lugar de hacerte el hábito de dejar para después las cosas más importantes, asegúrate de crear bloques de tiempo para resolverlas el mismo día.
Abusar del ‘multitasking’. En lugar que hacer bien las cosas importantes, una persona multitareas consigue hacer una docena de cosas de manera muy pobre. Claro que se siente bien tachar pendientes de la lista, pero entre más tareas añadas, más se verá afectada la calidad.
Leer cosas irrelevantes. Con un estimado de dos millones de entradas de blog por día, no es ninguna sorpresa que las personas se dejen atrapar por el hábito de leer cosas que son completamente irrelevantes en el momento. En lugar de leer posts de un blog simplemente porque son interesantes, léelos porque son importantes para lo que estás intentando lograr.
Acaparar tareas. Si dependes de otras personas para que tu negocio crezca, lo más probable es que hayas sufrido de “micromanaging” –o el ansia de controlarlo todo– más de una vez. Pero ésta es la verdad: cuando contratas a las personas correctas y confías en ellas, cosas sorprendentes pasan sin que estés involucrado directamente en ellas.
Culpar a los demás. Aprende a reconocer tus propios errores. No todo ocurre por una tercera persona.
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