Cada año Google recibe más de dos millones de solicitudes de empleo. Aquí te contamos cómo hace para contratar a los mejores.
Al gigante de internet le lleva un promedio de seis semanas cerrar la contratación de un nuevo empleado, según marketingdirecto.com. Al fin y al cabo, todos los candidatos deben ser examinados (minuciosamente) por sus potenciales jefes, por sus potenciales colegas y por una comisión especial de contratación.
En el fichaje de nuevos empleados Google no deja nada al azar y, para asegurarse de que da siempre (o casi siempre) en el blanco, sigue al pie de la letra las siguientes reglas:
Fija estándares elevados y no baja nunca la valla. “Antes de empezar a reclutar, define los atributos que estás buscando y escoge a un grupo que reúna en la medida de lo posible esos atributos”, explica Laszlo Bock, vicepresidente senior de operaciones de personal de Google, en su libro Work Rules. Según Bock, esta política (la de fijar altos estándares inamovibles) se aplica en Google a todo tipo de puestos (desde cargos administrativos hasta cargos con un perfil más tecnológico). De acuerdo con el ejecutivo, si la búsqueda del empleado ideal se demora más de lo previsto, hay que mostrarse paciente y mantener la concentración para evitar desviarse de los objetivos.
Encuentra candidatos sin necesidad de recurrir al “outsourcing”. Google trabaja con algunas empresas especializadas en reclutamiento, pero solo en situaciones muy específicas. En general, la empresa se encarga de buscar y evaluar a sus candidatos.
Se asegura de evaluar a los candidatos de la manera más objetiva posible. Y para ello, incluye a personas de diferentes cargos en el proceso. “Es necesario contar con un grupo de personas verdaderamente imparciales a la hora de tomar la decisión final sobre la contratación del candidato”, recalca Bock.
Proporciona a los candidatos razones para unirse al equipo. En su libro, Bock recuerda que Jonathan Rosenberg, antiguo vicepresidente senior de Productos de Google y actual consejero de Larry Page (el CEO de Alphabet), se guardaba siempre bajo la manga un truco muy ingenioso. Cada vez que alguien estaba a punto de unirse a Google, Rosenberg ponía en manos del candidato una pila de 200 currículos de actuales trabajadores de la compañía y le decía: “Tendrás que trabajar con estas personas”. Así el futuro empleado constataba la calidad de sus potenciales compañeros y se motivaba mucho más.
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