No quiero a mi hijo: la temida depresión postparto

El gran día llegó. Después de nueve meses de espera, Lucía A. (28), por fin conocería al hijo con el que tanto había soñado. Pero al tenerlo en sus brazos, la alegría que pensó experimentar solo era rabia y mucha, mucha pena.

Los días siguientes se cuestionó una y otra vez por qué no podía quererlo. También se preguntó, muchísimas veces, por qué cada vez que lo escuchaba llorar solo pedía que se callara para poder dormir.

¿Qué pasó con su amor? Solo años después Lucía descubriría que ella padeció lo que la medicina llama depresión postparto.

Afortunadamente, esa tristeza y esa rabia desaparecieron tan rápido como llegaron y Lucía pudo tener una vida normal junto a su hijo.

Condición peligrosa. El psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental, Guillermo Ladd, menciona que este tipo de depresión la sufren el 2% de las mujeres, aunque existen estudios que aseguran que lo padece cerca del 10%.

Pero, ¿qué ocasiona la depresión postparto? Ladd explica que el desprendimiento de la placenta provoca que las hormonas de la mujer bajen a cero y eso afecta directamente sus emociones. En los casos más severos, dice, la madre puede atentar contra la vida de su hijo.

“Es necesario que una mujer que no se siente conforme con su maternidad pase por un descarte de depresión postparto. En los casos más severos, se puede complicar con intentos suicidas o problemas psicóticos”, asegura.

Tratamiento. El especialista aconseja que si la prueba resulta positiva, es importante seguir un tratamiento especializado, ya que este tipo de depresión podría durar, incluso, hasta un año. “La familia debe estar atentar a las señales. Si una mujer, aparte de tristeza, no tiene ganas de hacer nada, no tiene apetito, padece de insomnio, sentimiento de culpa y tiene ideas suicidas, definitivamente padece de depresión postparto”, señala.

Ladd menciona también que existe una predisposición genética a padecer esta enfermedad. “La depresión postparto puede pasar de generación en generación. Pero no todas las mujeres la desencadenan”, afirma.

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