Ingresar en este esquema podría ponerte en el riesgo de perder toda tu inversión. Aprende a reconocerlos para que puedas evitarlos.
“No todo lo que brilla es oro”. Este dicho popular calza perfectamente en el caso de los esquemas o sistemas piramidales, un modelo de negocio que se basa en la captación de un participante que a su vez atraiga a otros. De esa manera, a mayor cantidad de miembros mayor resulta el beneficio. Este es un requisito clásico de estos esquemas.
Los sistemas piramidales funcionan si hay nuevos inversionistas en el negocio, en una cantidad suficiente para alimentar a los anteriores. Cuando el sistema se satura, los beneficios se reducen y es ahí cuando inician los problemas. Esto porque los últimos ingresantes suelen perder enteramente su inversión y no reciben ningún beneficio, como indica el portal Gestión.org.
Precisamente, el peligro sustancial de este modelo es que en el fondo no existe un servicio o producto real que lo sustente, sino que los supuestos beneficios de unos inversores se pagan directamente con el dinero de los otros participantes.
Su atractivo es que por lo general suelen ofrecer rentabilidades altísimas. Las personas valoran el hecho de ganar, sin gran esfuerzo, unas grandes cantidades de dinero y caen en la trampa. En algunos casos, incluso te llegan a ofrecer un porcentaje del dinero de los participantes que tú has captado.
No obstante es un modelo que, sin duda, no solo no es ético, sino que en muchos países está prohibido y es considerado una forma de estafa. En el caso peruano son evaluados por la Superintendencia de Bancos, Seguros y AFP (SBS) aunque la legislación no es clara ni eficiente. Ten en cuenta que muchas veces estos modelos piramidales se disfrazan con el modelo de ventas múltiples, ofreciendo un producto que es el supuesto beneficio, aunque solo se trate de un cebo para justificar el modelo de negocio.
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