El tropezón de un niño ha permitido realizar un destacado descubrimiento paleontológico.
(Agencia N+1/ Hans Huerto). El desierto de Las Cruces fue el lugar escogido por la familia de Jude Sparks, de 10 años, para dar un paseo en noviembre pasado. Un trote espontáneo lo alejó del grupo, perdió el equilibrio y acabó yéndose de bruces sobre la roca: "Tropecé con parte del colmillo, mi cara aterrizó junto a la mandíbula inferior. Miré más arriba y había otro colmillo", dijo Jude a KVIA. Su hermano pensó que el menos había hallado una "vaca gorda y podrida", señala Sparks.
Peter Houde, biólogo de la Universidad Estatal de Nuevo México, sabía cuán lejos de la verdad estaba esa versión. Houde ya antes se había topado con restos similares: se trataba del cráneo de un stegomastodon, un raro mamífero de la Era del Hielo cuyos restos de 1,2 millones de años de antigüedad fueron hallados en notable estado de conservación.
Investigación. Tras el hallazgo, los Sparks convocaron a Houde tras conocer que había encontrado un fósil similar. "Para los varios tipos de elefantes que tenemos en la zona, este es probablemente uno de los más comunes. Pero aun así, son muy raros. Este puede ser apena el segundo cráneo completo encontrado en Nuevo México", señala Houde en una nota de prensa.
La mandíbula y las dos piezas de colmillo halladas fueron llevadas al Museo de Vertebrados en el campus. En mayo, la familia se unió a un equipo de estudiantes y profesores que trabajaron durante una semana para desenterrar cuidadosamente el cráneo.
Características. Al tratarse de una versión prehistórica y más robusta del elefante moderno, que vivió principalmente en Norteamérica y posiblemente llegó a Sudamérica, se sabe que alcanzaba casi tres metros de altura y pesaba unas seis toneladas. Sus colmillos, los mismos con los que tropezó Jude Sparks, llegaban a medir tres metros y medio. De acuerdo con Houde, tan solo la mandíbula inferior del ejemplar hallado pesa 54 kg y todo el cráneo, cerca de una tonelada.
"La parte superior del cráneo es engañosa. Es principalmente hueca y la superficie del cráneo es tan fina como la cáscara de un huevo", dijo Houde para precisar que lo único que mantenía unido el fósil era el sedimento que lo rodeaba. "Sabemos que estos fósiles existen aquí en el subsuelo. […] Pero no suelen sobrevivir el proceso de erosión para llegar a la superficie. Se descomponen en pedacitos pequeños, son realmente muy, muy frágiles", dijo a KIVA.
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