La Teoría del equilibrio puntual ha sido muy criticada entre defensores y detractores de la teoría de Darwin y Wallace.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera). A principios de los años setenta, los paleontólogos Stephen Jay Gould y Niles Eldredge trataban de explicar uno de los puntos más controvertidos de las teorías evolutivas: la falta de “fósiles de transición”. Apenas existen ejemplos en el registro fósil de criaturas que representen una fase intermedia entre las antiguas especies y las modernas en las que evolucionaron, por lo que los científicos propusieron la Teoría del equilibrio puntual, según la cual, los cambios evolutivos no se producen de forma lenta y gradual a lo largo del tiempo, sino que suceden muy rápidamente y en momentos muy determinados. Esto desató inmediatamente la controversia entre defensores y detractores de la teoría hegemónica propuesta por Darwin y Wallace, un siglo antes.
La teoría se sustentaba en dos principios importantes. El primero era que, tras evolucionar, la especie tiende a permanecer igual hasta el momento de su extinción. El segundo, que cuando parte de una especie queda aislada del resto y se ve sometida a una presión selectiva diferente, puede evolucionar hacia algo nuevo muy rápidamente. La teoría suscitó numerosas críticas y fue rotundamente negada por científicos como Richard Dawkins, o filósofos como Daniel Dennett. Después de medio siglo, el asunto está aún muy lejos de haberse apaciguado.
Estudio. Ahora, un nuevo trabajo, llevado a cabo por Michael Landis y Joshua Schraiber, de la Universidad Temple de Pennsylvania (EE.UU.), aviva la llama del debate. Los científicos refuerzan la idea de una especiación rápida frente a un proceso lento y gradual. Para llegar a sus conclusiones, los investigadores construyeron un modelo matemático basado en la distribución de probabilidad aleatoria y alimentado con conjuntos de datos derivados de las características morfológicas de 50 grupos de animales relacionados genéticamente, entre ellos mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios.
Según los investigadores, los resultados encajan mucho mejor con un modelo de desarrollo puntual. Los datos utilizados en el estudio se refieren a especies modernas, pero los científicos prevén que en un próximo trabajo, que integrará sus resultados con la investigación paleontológica evolutiva iniciada por Gould y Eldredge, encontrarán más pruebas que apoyen su teoría.
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