Un equipo de investigadores de la Universidad de Berkeley, en California, Estados Unidos, respondió este complejo misterio.
(Agencia N+1 / Hans Huerto) Un estudio de la de la Universidad de California, Berkeley, arrojó que los pasadores de nuestro calzado se desatan por sí solos cuando corremos por una combinación de pisotones y azotes. El trabajo fue publicado por Proceedings of the Royal Society A.
El estudio de la configuración de los nudos, especialmente en el calzado deportivo, ha sido materia de estudio científico, en la medida en que es una necesidad la optimización de los mismos para que un cordón suelto no interfiera con el desempeño del atleta.
Pruebas. El investigador Oliver O'Reilly, de Berkeley, decidió aplicar la física a situaciones cotidianas. Por ejemplo, su hija no podía mantener por mucho sus cordones atados. A fin de lograrlo, se observó cómo se comportaba el calzado ante la exigencia del trote en el movimiento de uno de los miembros del equipo, la corredora Christine Gregg, quien corrió en una rueda de ardilla para que sus zapatos en movimiento puedan ser filmados en cámara lenta y se capturen todos los detalles sobre cómo reaccionan a ello los pasadores.
Una combinación de fuerzas inerciales generadas mientras se corre es la responsable, de acuerdo con las observaciones. Un nudo se mantiene unido por la fricción en su centro, por eso los nudos más fuertes tienen más vueltas, pues cada vuelta añade fricción.
Pero la pisada constante y descendente del pie mientras se corre ejerce aceleración en la base del nudo, mientras que los extremos sueltos de las agujetas se azotan hacia adelante y atrás con cada paso. Eventualmente, el nudo golpea un punto de inflexión donde la aceleración triunfa sobre la fricción interna, y se deshace de una vez.
Explicación. "Una vez que tienes un poco de deslizamiento [del nudo], todas las fuerzas se alinean para que el deslizamiento entre los cordones se agrande cada vez más con cada pisada", dijo Gregg. Con uno o dos pasos más, el nudo deja de serlo.
Y es la combinación de factores la que afecta al nudo, pues la investigación probó que el azote o la aceleración por sí solos no deshacen un nudo. El equipo se sentó en mesas y balanceó las piernas, como si corrieran en el aire, durante media hora, con poco efecto. Luego pisotearon el suelo por igual período y también fue en vano.
A continuación, construyeron un péndulo en el que añadieron pesos a los extremos de los cordones, mientras balanceaban los nudos de un lado a otro. Como era de esperarse, los nudos de deshicieron más a menudo con pesos más pesados, porque las fuerzas inerciales generadas fueron mayores.
Comparte esta noticia