El planeta está ubicado a unos 39 años luz, en la constelación Vela.
(Agencia N+1 / Daniel Meza) Un equipo de astrónomos detectó una atmósfera rodeando la supertierra Gliese 1132b (GJ1132b). El referido planeta está ubicado a 39 años luz en la constelación Vela. Se trata de la primera vez que se confirma la presencia de una atmósfera alrededor de un planeta tan parecido a la Tierra (de 1.6 veces la masa terrestre y 1.4 su radio), lo que convierte al GJ1132b en un objetivo prometedor para los expertos dedicados a la búsqueda de vida extraterrestre. El trabajo con estas conclusiones fue publicado en la revista The Astronomical Journal.
Para llegar a esta conclusión, el equipo –que incluyó a miembros del Instituto para la Astronomía Max Planck– usó el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros, ubicado en Chile, para tomar imágenes de la estrella alrededor de la cual orbita el planeta en mención. Así, se pudo medir un ligero descenso del brillo en cuanto el planeta y su atmósfera absorbían un poco de la luz estelar al pasar al frente de, precisamente, su estrella.
La estrategia actual para buscar vida en otros planetas es detectar la composición química del cuerpo bajo estudio para determinar ciertos desequilibrios químicos que requieren la presencia de organismos con vida. En el caso de la Tierra, nuestro planeta, la pista es la presencia de grandes cantidades de oxígeno. No obstante, aun estábamos muy lejos del objetivo real. Hasta el momento, las pocas observaciones de atmósferas en otros exoplanetas solo se limitaban a planetas gigantescos, muchas veces más grandes que la Tierra y otros más parecidos a Júpiter (gigantes gaseosos). El reciente descubrimiento es uno de los primeros pasos para analizar planetas pequeños parecidos a la Tierra.
Con el telescopio usaron siete bandas de longitud de onda distintas. Las observaciones mostraron que el planeta parecía ser más grande en una de las longitudes de onda del infrarrojo que en las demás. Esto sugiere la presencia de una atmósfera que opaca a esa luz infrarroja específica (lo que hace que el planeta parezca mayor), pero transparente en todas las demás longitudes de onda. La variación, explicaron los científicos, podría ser explicada muy bien por la presencia de agua y metano en la referida atmósfera.
El descubrimiento además viene con las típicas incertidumbres que acompañan en general a los nuevos exoplanetas. Pese a que se ha podido determinar el tamaño del GJ1132b, es aun difícil determinar qué tan parecido es a la Tierra en lo que se refiere a otras cruciales características. Las posibilidades incluyen “un mundo de agua” con una atmósfera de vapor caliente.
La presencia de esta atmósfera es una razón más para que los astrónomos sean optimistas en su búsqueda. Las enanas rojas son las estrellas más comunes en el universo. Y aunque tengan altos niveles de actividad que a veces pueden “desaparecer” atmósferas de planetas cercanos, GJ 1132b es un ejemplo de atmósfera que ha sobrevivido miles de millones de años (o al menos, lo necesario para que sea detectada). Siendo más osados, es posible decir que dada la alta cantidad de enanas rojas, las precondiciones para la vida serían más que comunes en el universo.
El pasado febrero, el telescopio espacial Spitzer de la NASA reveló haber descubierto al primer sistema solar conocido de siete planetas de tamaño similar a la tierra alrededor de una única estrella, la Trappist-1. Tres de estos planetas están situados con firmeza en una órbita dentro de la llamada zona habitable, un espacio alrededor de la estrella madre donde un planeta rocoso tiene altas posibilidades de tener agua en su estado líquido.
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