La Cepal advirtió que las brechas salariales de género siguen siendo un obstáculo para la autonomía económica de las mujeres y la superación de la desigualdad en Latinoamérica.
Las brechas salariales de género persisten como obstáculo para la autonomía económica de las mujeres y la superación de la pobreza y la desigualdad en la región, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de que la brecha salarial entre mujeres y hombres se redujo 12,1 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, las mujeres reciben en promedio solo 83,9 unidades monetarias por cada 100 unidades monetarias percibidas por los hombres, de acuerdo con datos divulgados por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL.
Si se comparan las remuneraciones recibidas por ambos sexos según años de estudio, se observa que ellas pueden ganar hasta 25,6 por ciento menos que sus pares masculinos en similares condiciones.
“Recibir el mismo salario que los hombres en igualdad de condiciones es un derecho de las mujeres. Es un requisito ineludible para que ellas logren su autonomía económica y para avanzar en la igualdad de género”, afirmó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, en un comunicado.
¿Cómo eliminar la brecha salarial?
En el informe se da cuenta que la brecha salarial más alta de la región se presenta en la población de mayor nivel educativo (13 años y más de instrucción). Si bien esta disminuyó 9,3 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, los hombres de este grupo todavía ganan 25,6 por ciento más que las mujeres.
Para la eliminación de la brecha salarial, la Cepal plantea que se deben promover espacios para la negociación colectiva y la participación activa de las trabajadoras en los procesos donde se discuten estos temas; mejorar los salarios mínimos, ya que estos fomentan la igualdad especialmente en los sectores con peores remuneraciones.
Asimismo, plantea que se implementen políticas que permitan mayor corresponsabilidad en labores de cuidado de personas dependientes (por ejemplo, licencias por paternidad); y asegurar iguales oportunidades de capacitación, ascensos, horas extras y otros compromisos laborales que mejoran la masa salarial.
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