El auge del internet móvil y el avance de la generación ‘millenial’ determinan importantes cambios en la organización y la gestión del talento de las empresas.
Si hay algo en lo que coinciden la inmensa mayoría –por no decir la totalidad– de los expertos en management del mundo, es en que la llegada masiva de la generación conocida como los ‘millenials’ a los centros de trabajo ha cambiado la manera en que se deben gestionar las empresas. Y esto solamente se profundizará más, en la medida en que estos jóvenes alcancen las posiciones de alto mando.
El auge de los millenials se expresará en un cambio de la cultura de las empresas tradicionales. Valores como la responsabilidad social, el trabajo colaborativo y el adecuado equilibrio entre la vida personal y el trabajo cobrarán más peso. El millenial, además, valora mucho menos la estabilidad laboral que las generaciones que lo precedieron; se siente cómodo tomando riesgos y buscando constantemente nuevos desafíos. Por ese motivo, retener el talento se está convirtiendo en un reto cada vez más complejo para las empresas.
En línea con esta realidad, la web Inc.com presentó recientemente tres tendencias que considera claves para el management en la actualidad:
1- Apuesta sin miedo por el trabajo a distancia. La tecnología actualmente permite reunir y poner a trabajar todo el talento necesario sin necesidad de juntarlo en una oficina física (el ahorro en alquiler de espacios es otro beneficio). Herramientas como Slack (una app para trabajo cooperativo) o Google Hangouts permiten a los jefes hacer todo el seguimiento necesario. Y no tengas miedo de que los trabajadores a distancia sean más incumplidos o menos productivos que sus pares presenciales: si sabes elegirlos, será lo contrario y te agradecerán la flexibilidad.
2- Más transparencia. Las empresas en las que la alta dirección y las gerencias se manejan con opacidad pierden la posibilidad de generar un mayor nivel de compromiso con sus trabajadores. La tendencia actual es a menos despachos cerrados, más visibilidad y mayores facilidades para el trabajo colaborativo. En el centro de todo este cambio está la confianza: “una organización abierta deja espacio para alinearse en todo, desde los grandes objetivos generales hasta quién es responsable de cada proyecto específico”, señala Inc.com. Así, más transparencia trae como consecuencia mayor nivel de compromiso y por ende mayor productividad.
3- Los trabajadores definirán la tecnología que usan. Así como la oficina física ha dejado de ser imprescindible, los trabajadores tampoco tienen que estar sujetos a los parámetros tecnológicos que dispone la impresa. Si quieren trabajar con su propia computadora, una tablet o su smartphone, son bienvenidos. Lo importante es que se sientan cómodos. “Es más posible que los trabajadores hagan un mejor trabajo si tienen la libertad de elegir las herramientas que funcionan mejor para ellos, pues pueden trabajar en una forma que se adapte mejor a sus necesidades y hábitos”, afirma Inc.com
En el fondo, todas estas tendencias están enmarcadas en otra más general: el empoderamiento de los trabajadores. “Al confiar más en los trabajadores para que fijen sus prioridades en torno a metas de equipo, permitirles elegir sus herramientas favoritas y decidir dónde quieren trabajar, los empleadores están construyendo empresas más felices y productivas”, remata el artículo.
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