AFHS: Peter vuelve a escapar del manicomio estatal

Peter en encerrado en una celda de aislamiento en el manicomio estatal y allí se encuentra con un paciente que lo llena de temor. Al final, este hombre barbado se convierte en un aliado que lo ayuda a escapar del nosocomio, ya que tiene una llave que abre una puerta que da a la calle, asunto que logra sin mayores problemas.

El mayordomo no deja de pensar en su Madam y piensa en mover cielo y tierra hasta dar con doña Francesca. Llega a la Clínica Psiquiátrica y de pronto divisa a la señora Maldini y sus ojos no pueden dar crédito a lo que ven: Francesca está sentada al lado de Carmen. “No puede ser, creo que realmente me estoy volviendo loco”, exclama.

A su lado pasa un hombre que viste un mandil blanco. “¡Doctor! Dígame que allá hay dos mujeres que están conversando. ¿Las ve?”, pregunta. “Por supuesto. Hay dos mujeres”, responde. “¿Conoce a la señora Maldini y a la señora Carmen?”, insiste Peter. “No, no las conozco. Allá están conversando Clorinda Matto de Turner y Juana Alarco de Dammert”, dice el hombre de blanco. Aparecen unas enfermeras. “Señor Espinoza, ya debe ir a su cuatro”, le sugieren. “Que no me apellido Espinoza, yo soy el doctor Daniel Alcides Carrión y debo seguir investigando sobre la verruga peruana”, afirma el hombre que resulta ser un interno de la Clínica Psiquiátrica.

Peter se acerca al lugar donde están sentadas Francesca y Carmen quienes se miran muy sonrientes. “¡Aléjate de ella!”, exclama Peter dirigiéndose a Carmen que lo mira con cara de sorpresa. “¿Qué haces acá Peter?”, le pregunta Francesca. “Protegiéndola de esta asesina”, responde el mayordomo. “No tienes que protegerme de nada. Carmen y yo estamos muy bien ahora. Hemos tenido una extensa conversación y hemos limado nuestras asperezas”, le dice la señora Maldini. “Madam, ahora sí a usted le han lavado el cerebro”, reflexiona Peter. “No, no, me siento muy bien de acumular odio en mi corazón”, dice Madam. “El pasado quedó atrás. Lo importante es que ya podemos conversar como dos buenas amigas”, añade Carmen.

Aparece el director de la Clínica Psiquiátrica, quien se extraña de ver a Peter. Luego le dice a Francesca que dada la evolución que ha tenido, la autoriza a irse a su casa en el momento que quiera. Pero respecto a Peter dice que lo reenviará al manicomio estatal. El mayordomo entra en pánico pero Francesca lo tranquiliza al pedirle al director de la clínica que estará controlado en su casa. Finalmente el director los deja ir a los dos. Cuando se alejan el afable rostro de Carmen cambia a una expresión de odio.

Ya en el auto Peter interroga a Francesca acerca de esta nueva amistad de ahora tiene con Carmen. “Era la única manera de lograr que dejaran ir. Yo no creo que Carmen se haya creído que logré controlar mis crisis nerviosas. Esa mujer es muy astuta”, le cuenta. Y efectivamente tiene razón.