A través de la terapia radial en ´De Frente y Sin Máscaras´, los oyentes pueden comprender por qué le ocurren las cosas y de dónde viene aquello que sienten.
Durante la primera infancia el ser humano está perfecto, feliz en el útero de la madre; pero luego nace y al salir del vientre se producen las primeras insatisfacciones como el ruido del carro, entonces se expone a una serie de cambios.
"El niño empieza a crecer y el desarrollo de sus emociones depende del amor con que lo ha tratado la madre, debe superar sus angustias por enfrentarse a un mundo distinto al que tuvo en la barriga. Por ello, la persona hace uso de cuatro mecanismos para liberar esa angustia", afirma la doctora Carmen Gonzalez.
El primero es la agresión, donde el ser humano grita y ataca hasta la etapa de la adultez; el otro es la autoagresión, cuando agrede su cuerpo y puede tener enfermedades psicosomáticas.
El tercer mecanismo surge cuando la persona se identifica con el agresor, forma un escenario en el que él ya no es víctima, sino el victimario. Es decir, se identifica con el padre o madre agresivo.
Por último, cuando descubre que en el mundo puede encontrar placer sexual; es decir, no solo se masturba, sino se empieza a erotizar.
"Un pedófilo recrea una situación donde él es el padre o madre omnipotente y entonces somete a una criatura, pero además crea una situación placentera para él. Que no es nada más que es una agresión sexual.", puntualiza la doctora.
Redacción: Maritza Cabrera
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