Existen ocasiones en donde a pesar de no haber tantos conflictos, de tener una comunicación de respeto, el amor se termina.
El amor no dura toda la vida, como en los cuentos de hadas, el amor acaba y no es un recurso renovable.
Cuando en las parejas se instala la monotonía y comienzan los problemas de comunicación en donde el dialogo se vuelve un reclamo permanente y se piensa que ya nada esta marchando bien puede que exista todavía el sentimiento de amor, pero está empañado por todos los conflictos presentes. No obstante, a través del apoyo psicológico se puede rescatar la relación y trabajar en conjunto para mejorar la comunicación.
Pero la extinción del amor va más allá del enojo o la monotonía, simplemente se acaba, y esto es igual de doloroso para quién es desamado como para el que deja de amar.
En muchas ocasiones este desamor, por no quererlo afrontar, por miedo a lastimar al compañero, o por no lastimar a los hijos, se calla; o bien a pesar de que la persona que ha sido dejada de amar identifica que la relación no es la misma, no quiere afrontar la pérdida y se aferra por todos los medios para mantener a la persona, aún a costa de su dignidad. Esto lleva a la pareja a vivir un martirio constante, a presentar pleitos que pueden ir subiendo de tono, a pasar de las agresiones verbales a las físicas, a mantener relaciones de pareja alternas sin esconderlo, todo con el afán de que se de cuenta la pareja que el amor se acabó.
¿Qué hacer?, por salud psicológica, cuando el amor se acabó en la relación de pareja es recomendable terminarla, es difícil afrontar la pérdida en cualquiera de los dos sentidos, dejar de amar o ser desamado. Pero es un proceso que a la larga lleva a ambas partes a vivirse sin tanto odio y frustración, ayudando con esto a una mejor integración de los hijos con los padres, cuando los hay.
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