Al niño o niña hay que explicarle que el dolor y los sentimientos que experimenta por la pérdida de su ser querido son reacciones normales, y debido a esa ausencia no está solo o sola.
No es necesario ser expertos para ayudar a un niño o niña a superar su tristeza; nuestro amor e interés le ayudarán mucho más. Para el niño puede que sea su primera experiencia de la muerte; los adultos tenemos la “ventaja” de haber tenido que superar ya otras pérdidas. Esta sabiduría, adquirida a muy alto precio, puede ayudarnos al niño el regalo de una serena superación.
Una niña o niño afligido necesita saber que el mundo continúa, que la vida es bella y que un corazón herido puede sanar. Podemos explicarle que el dolor y los sentimientos que experimenta son reacciones normales ante la pérdida; asegurarle que está en buenas manos, que los queremos y siempre cuidaremos de él o ella.
Podemos sugerirle que alivie su pena compartiendo sentimientos y recuerdos con personas de confianza. Conviene enseñarle que vencer el dolor requiere tiempo y que solo poco a poco se puede conseguir.
Dependiendo de la edad, es posible que no comprenda la finalidad de la muerte. Puede que tenga la sensación de que la ha causado él mismo con su mal comportamiento, o que puede repararla comportándose bien. Tal vez imagine que la persona amada puede volver a la vida si él reza y lo desea ardientemente.
Hay que comprender también que un niño o niña afligidos necesitan hablar, no solo que le hablen. Escuchar al niño y ayudarle a expresar sus temores y dudas en tan tristes circunstancias es esencial. De otra forma, su tendencia natural le llevará a aumentar sus temores y a confundir la realidad con la fantasía.
Un niño puede intentar aliviar los nuevos sentimientos de aflicción que le atemorizan por medio de la hiperactividad, la regresión o volviéndose excesivamente irritable. Tales comportamientos, aunque preocupen a los adultos que cuidan al pequeño, son también normales.
Conforme el niño va asumiendo la muerte, comienza a darse cuenta de que la vida tiene términos medios; de que los acontecimientos no son siempre negros o blancos; de que los sentimientos no siempre son alegres ni tampoco siempre tristes. La vida puede volver a ser normal, a pesar de la pérdida, e incluso mejor.
Por: Michaelene Mundy, de la publicación “Cuando estoy triste ante la pérdida de un ser querido”.
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Producción: Amelia Villanueva Ramirez
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