Expertos proponen limitar el poder de los transmisores del planeta que permiten escuchar señales de vida extraterrestre.
El año pasado, China, la segunda economía mundial, inauguró el radiotelescopio FAST, uno de los más grandes del mundo, dedicado, entre otras cosas, a buscar señales de civilizaciones extraterrestres.
Expresan preocupación. John Gertz, expresidente de la junta directiva del Instituto estadounidense de SETI, dedicado a la búsqueda de señales de inteligencia de otros planetas, expresó su preocupación por la participación del gigante asiático en este proyecto.
"Los reglamentos que rigen el METI son débiles o inexistentes. Los protocolos posteriores a la detección de SETI no obligan a nada y son demasiado generales. Las capacidades ampliadas de SETI, la implicación de China en el campo y el esfuerzo intensificado de los 'METI-istas' de iniciar transmisiones de radio a las estrellas están entre las razones citadas para la urgencia de abordar la cuestión sobre las regulaciones apropiadas. Las recomendaciones incluyen regulaciones a nivel de agencia y leyes a nivel nacional, así como tratados internacionales y supervisión", dice Hertz.
Lanzan advertencia. China también forma parte del programa METI, que implica el envío de señales a posibles civilizaciones alienígenas. Según Gertz, estas acciones pueden ser peligroso para la humanidad. La potencia asiática ya ha anunciado que el observatorio tomará parte en el proyecto "Breakthroug Listen" para luchar contra la "amenaza" de un contacto de los humanos con alienígenas.
Desconfían del gigante asiático. El experto sostiene que uno de los peligros es que China no compartiría con nadie la noticia en el caso de contactar con extraterrestres y argumenta su idea con el hecho de que en 2007 Pekín destruyó su propio satélite sin notificar a nadie y distribuyó basura espacial que pudo haber afectado otros dispositivos.
"El METI no es el SETI. Se le ha permitido proceder a su propio ritmo y sin supervisión simplemente porque el público en general y los encargados de formular sus políticas aún tienen que darse cuenta de la importancia y seriedad de su arrogancia. El mundo debe despertar a sus posibles consecuencias", comentó.
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