El presidente de Filipinas continúa con su retórica confrontacional respecto de Estados Unidos. Explicó por qué le ha plantado cara al narcotráfico de manera radical.
Para el polémico presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, Estados Unidos ejerce una presión amenazante sobre algunos países bajo la premisa de cortarles la subvención económica. Esto no le preocupa. Tiene claro que los intereses de su país están sobre los de la nación norteamericana y marca una clara distancia.
"No somos una nación de mendigos. Sobreviviremos sin la asistencia y ayuda de Estados Unidos. Conozco la historia de mi país y tengo este dolor adentro, los estadounidenses ocuparon Filipinas por 50 años y ni siquiera se molestaron en disculparse", ha dicho en entrevista con RT.
Pidió que no intervengan en los asuntos internos de su país y dijo que no va a permitir que nadie se le interrogue sobre la política internacional como si fuera un delincuente.
Lucha contra las drogas. "Cada vez que EE.UU nos critica o reprende dicen que si no hacemos esto o aquello les cortaremos la asistencia, eso ocurrió con varios presidentes antes", recordó. Sin embargo sobre el recientemente electo presidente Donald Trump ha suavizado el mensaje y ha dicho que pueden ser amigos y reestablecer relaciones.
La guerra contra el narcotráfico que su gobierno se ha empeñado en liderar responde a una premisa que para Duterte es ley: "Si destruyen mi país con drogas, los destruiré". Se ha referido a los narcotraficantes y ha asegurado que 4,000,000 de filipinos que consumen drogas y que quiere acabar con quienes se las suministran.
"Mientras yo sea presidente hasta mi último día quiero que los narcos estén fuera y que los capos de la droga sean eliminados", ha mencionado. El mandatario visitó el Perú en noviembre para la cumbre del APEC 2016 y tuvo encuentros con los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping con quienes busca aliarse.
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