El hecho ocurrió en Brasil. El dinero dejado al muchacho de 21 años superaba los 12,000 dólares.
En Sao Paulo, una abuela mandó a matar a su nieto de 21 años, por una herencia. Confabulada con uno de sus hijos y una nieta, la mujer compró un arma para ejecutar al joven identificado como Savio.
Su padre le había dejado en un testamento una herencia de 12,430 dólares (unos 40,000 reales). En el caso de que quien recibe el monto falleciera, la ley estipula que este pase para su hermana menor.
La hermana de 18 años aceptó ser parte del crimen para poder recibir el dinero y repartirlo con la abuela y el tío involucrados en el caso. Los tres implicados se entregaron a la policía, según comentan, por la presión que ejercieron miembros de una banda de narcotraficantes del barrio en el que viven.
La autora intelectual del crimen mostró a la Policía mensajes enviados a ella y a otros familiares a través de su teléfono móvil en los que el joven relataba que si algo le ocurría los responsables eran su abuela y su hermana. Las investigaciones continúan.
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