Las autoridades pekinesas han decidido cerrar uno de los centros de reciclaje más importantes de la ciudad.
En la capital de la segunda economía mundial, un ejército de motocarros recorre las calles cargado de desechos para vender en los centros de reciclaje de las afueras, una curiosa imagen que podría tener los días contados.
La ausencia de un servicio municipal de reciclaje dio vida a un sistema informal alternativo en el que decenas de miles de hombres y mujeres de todas las edades recogen plásticos, vidrio, metales, aparatos electrónicos, papel y cartón para ganarse la vida.
Dongxiaokou es una zona del distrito de Changping, en el norte de Pekín, no demasiado lejos de la Villa Olímpica, y a primera vista puede asemejarse a otras áreas del extrarradio pekinés, con amplias avenidas transitadas por multitud de vehículos y altos edificios residenciales de reciente construcción.
Sin embargo, caminando media hora desde los sectores más modernos el paisaje cambia completamente: edificios medio derruidos, calles polvorientas, coches abandonados y personas rebuscando entre los escombros de lo que hasta hace poco era uno de los centros de reciclaje más importantes de la ciudad.
El mercado de Fuyouxinyuan, dedicado principalmente a cartón, plástico y basura electrónica, absorbía hasta un cuarto de los desechos reciclables de esta aglomeración de 21,7 millones de habitantes y daba empleo a alrededor de 30.000 personas, pero las autoridades decidieron cerrarlo y está en la fase final de su demolición.
Un miembro del Gobierno del distrito aseguró que la contaminación fue la principal causa del cierre y explicó que el riesgo de incendios e intoxicaciones por monóxido de carbono era demasiado alto. (EFE)
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