Mientras el gobierno de Barack Obama guarda silencio sobre la muerte del líder cubano, el presidente electo sorprendió con un mensaje en Twitter.
El presidente electo de EEUU, Donald Trump, dio este sábado por la mañana su primera reacción a la muerte del líder cubano Fidel Castro en su cuenta de Twitter con una escueta frase en la que simplemente reconoce la noticia, como si recién se hubiese enterado de ella.
"¡Fidel Castro está muerto!", escribió el empresario este sábado a las 08:08 a.m. La reacción de Trump, si bien corta, se anticipó a cualquier otro pronunciamento de parte del gobierno de Barack Obama, que en los últimos años hizo esfuerzos para normalizar las relaciones diplomáticas con el régimen castrista, permitió el ingreso de turistas estaounidenses y dio pasos para levantar el bloqueo. Con la victoria del republicano, sin embargo, este proceso ha quedado en suspenso.
La muerte del revolucionario. El exmandatario cuabo falleció a los 90 años de edad, según informó este sábado por la madrugada su hermano, el presidente Raúl Castro mediante un discurso en en la televisión estatal de Cuba. "Hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10:29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruiz", dijo
Raúl Castro, quien reemplazó a su hermano interinamente en el 2006 y de forma oficial en el 2008, contó que los restos del líder revolucionario serán cremados según su "voluntad expresa". Las últimas imágenes de Castro son del pasado 15 de noviembre, cuando recibió en su residencia al presidente de Vietnam, Tran Dai Quang; y la última vez que se le vio en un acto público fue el 13 de agosto, con motivo de su 90 cumpleaños en un acto en el teatro Karl Marx de La Habana.
Figura polémica. Fidel Castro fue el líder de la Revolución Cubana en la década del 50 y una figura estelar del comunismo y la Guerra Fría en el siglo XX. También fue un dictador que estuvo 47 años en el poder, desde 1959 hasta su renuncia en 2006. Sus defensores lo elogian por haber derrocado a Fulgencio Batista, su resistencia ante la hegemonía de EE.UU. en Latinoamérica, por el desarrollo del deporte, la medicina y la educación de su país. Sus críticos y los millones de cubanos que huyeron del país durante su régimen lo acusan por su totalitarismo, la opresión y persecución, los ataques a la libertad de expresión, las miles de ejecuciones que cometió de su régimen y por sumir a la isla en la pobreza y el retraso tecnológico.
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