Donald Trump y Hillary Clinton intercambiaron insultos y bromas en una cena benéfica

Hillary Clinton y Donald Trump intercambiaron bromas y comentarios ácidos en una cena de caridad organizada por la Iglesia Católica y celebrada solo un día después del último debate presidencial previo a las elecciones de Estados Unidos del 8 de noviembre.

La cena, que se celebró en el hotel Waldorf Astoria, cumple con una tradición de décadas para invitar a candidatos presidenciales a una cena de gala que les permita reflejar su sentido de humor y suele ser un 'alto al fuego' entre ambos. Esta vez, sin embargo, la ocasión coincidió con la etapa final de una campaña electoral marcada por los choques e insultos entre Clinton y Trump. Este encuentro no fue la excepción.

Las frases de Trump. El republicano dijo que era la primera vez que Clinton hablaba con personalidades tan importantes "sin que le paguen por ello", en relación a los supuestos pagos millonarios que recibió para dar discursos a empresarios de Wall Street. Luego habló sobre un  supuesto supuesto ofrecimiento de Clinton para que, si llega a la Casa Blanca, él se convierta en embajador de Estados Unidos en Irak o Afganistán, aludiendo a los peligros a los que estaría expuesto en esos países.

Fuente: PlayGround Magazine/AP

También lamentó que su esposa Melania haya recibido críticas por haber pronunciado "el mismo discurso" que la primera dama, Michelle Obama, mientras que esta última solo recibió elogios. Esto en relación a la revelación de que una parte de un discurso de la señora Trump fue plagiada de uno de la primera dama. Finalmente, Trump llegó a calificar a Clinton de  ser tan "corrupta" que "la echaron de la Comisión del Watergate", lo que generó abucheos y reacciones adversas de parte del público.

La respuesta de Clinton. La demócrata alabó la caballerosidad del republicano por mandarle un vehículo para que la llevara a la cena de esta noche, pero dijo que se trataba de un "coche fúnebre".  También reconoció que no era conocida por su sentido del humor, pero que siempre ha destacado por su buen ánimo en las fiestas a las que ha acudido: tres en toda su vida.

Sobre las críticas de que no habla igual en sus discursos privados a inversionistas que en los mítines electorales, basadas en revelaciones de Wikileaks, Clinton dijo que esta noche iba a decir una única verdad: "Esta elección pasará pronto". También dijo que cuando la gente reconoce en la Estatua de la Libertad un símbolo que ilumina a los inmigrantes, él solo ve un "cuatro", en relación a los comentarios machistas de Trump valorando el físico de las mujeres entre uno y diez.

Recta final. En una sola ocasión, cuando Clinton terminó su discurso, ambos candidatos presidenciales se saludaron dándose la mano, pero en el acto se notó la frialdad entre ambos. Todo ocurrió ante una audiencia de un millar de personas, de rigurosa etiqueta para la cena de gala, en la que ambos candidatos se sentaron muy cerca, separados sólo por el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Michael Dolan. Esta será la última vez que se vean frente a frente antes de las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre, en la que la demócrata es la favorita según las encuestas y estadísticas.