Este martes se expusieron los argumentos de un caso que definirá la historia de los derechos de la comunidad LGTB en Estados Unidos.
Fue una conversación de 20 segundos, pero podría cambiar la vida pública de Estados Unidos. La Corte Suprema de Justicia evaluó este martes el caso de una pareja que se quedó sin un elegante pastel de bodas porque un pastelero cristiano de Colorado se negó a cocinar para ellos por ser homosexuales.
La pareja Charlie Craig y David Mullins acudió en julio de 2012 a la pastelería llamada Masterpiece Cakeshop en Lakewood (Colorado) para encargar su pastel nupcial. "Ese día en particular era muy especial porque la madre de Charlie estaba en la ciudad, ella no vive en Colorado, y era su forma de participar en la preparación de la boda", contó David en una entrevista con Efe.
El inicio del caso
La pareja entró a la pastelería llevando consigo una carpeta llena de recortes y papeles en los que había apuntado diferentes ideas para su tarta. "No tuvimos la oportunidad siquiera de abrir esa carpeta. En cuanto nos sentamos con el dueño, preguntó para quién era la tarta y, al decir que era para nosotros, nos dijo inmediatamente que no iba a hacer una tarta para una pareja gay", narró David.
"Hubo -añadió- un largo silencio, nos quedamos hundidos, nos habían avergonzado y humillado. Rápidamente nos recompusimos y salimos". Una vez fuera de la tienda, la pareja y la madre de Charlie, Debbie Munn, se metieron en el vehículo, totalmente sorprendidos sin poder creer aún que un negocio los hubiera rechazado por su orientación sexual.
Batalla legal
La breve conversación dentro de la tienda dio lugar a una fuerte batalla legal entre la pareja, que lucha por igualdad de derechos, y el cocinero, Jack Phillips, quien argumenta que cocinar para homosexuales va contra sus creencias religiosas porque, como cristiano, rechaza el matrimonio gay.
En documentos entregados a la Corte Suprema de Justicia, Phillips no se describe como un "pastelero", sino como un "artista de tartas". De esa forma, argumenta que sus pasteles son una forma de expresión artística. Por lo tanto, cocinar para una pareja gay atenta no solo contra su libertad religiosa, sino también contra su libertad de expresión.
Última instancia
Tras el incidente en la pastelería, la pareja demandó por discriminación al cocinero ante la Comisión de los Derecho Civiles de Colorado. Ganaron y un tribunal del mismo estado avaló el fallo en 2015. Sin embargo, Phillips siguió apelando y el caso finalmente llegó en junio a la Corte Suprema de Justicia, cuyo fallo se espera para antes de junio de 2018.
"No se trata de tartas y bodas, se trata del acceso básico a la vida pública. Si perdemos ante la Corte Suprema de Justicia, eso puede abrir la puerta a muchas formas de discriminación que han estado prohibidas durante mucho tiempo en nuestra sociedad, contra los afroamericanos, contra las madres solteras", dijo David.
No a la discriminación
En la práctica, la decisión de la Corte Suprema de Justicia impactará en todas las entidades de Estados Unidos: 38 estados y más de 100 Gobiernos locales, que han aprobado leyes para prohibir la discriminación por razones de orientación sexual en lugares públicos. Además, el caso supone una reapertura del debate sobre el matrimonio entre homosexuales, que el Tribunal Supremo legalizó en todo Estados Unidos en junio de 2015.
Desde que la Corte Suprema legalizó el matrimonio gay, diferentes floristas, cocineros o fotógrafos se han negado a prestar servicios a estas parejas. Así han desafiado la idea de no discriminación a la comunidad gay. "Según ha avanzado el viaje, hemos escuchado tantas historias de discriminación. Y por eso, estamos en la Corte Suprema, para asegurarnos de que nadie tiene que volver a pasar por lo que nosotros pasamos", dice Charlie. (Con información de Efe).
Comparte esta noticia