De acuerdo a la Policía, los abusos sexuales ocurrieron dentro de una escuela pública en un distrito muy pobre en Río de Janeiro.
Al menos cuatro adolescentes de entre 14 y 16 años fueron arrestados acusados de haber participado en la serie de violaciones colectivas que sufrió una menor, de 13 años de edad. De acuerdo a la Policía, los abusos sexuales ocurrieron dentro de la escuela pública Padre Mello de Bom Jesús de Itabapoana, en Río de Janeiro, Brasil.
El comisario responsable por la investigación calcula que al menos 14 alumnos participaron en tres diferentes episodios de violación colectiva ocurridos entre mayo y junio de este año. Los ataques sexuales ocurrieron en el gimnasio y un salón de aula de la escuela pública.
Investigación. La Justicia ordenó el arresto de otro adolescente, que sería la pareja de la víctima. El joven habría convencido a la menor a ir hasta el lugar donde la esperaban los demás acusados. "La víctima relata que fue sometida a una serie de actos vergonzosos y a todo un proceso de esclavitud sexual", dijo la fiscal de Bom Jesús de Itabapoana, Olivia Motta Venancio Rebouças a Globo de televisión.
El director de la escuela en la que ocurrieron los hechos fue separado provisionalmente del cargo y sometido a investigaciones penal y administrativa. De acuerdo a la secretaría regional de Educación, el director habría tenido conocimiento de algunos de los incidentes y no los denunció a la Policía.
Antecedente. De ser comprobada la participación de los adolescentes en las violaciones colectivas, cada uno podrá ser condenado a hasta tres años de reclusión en reformatorio. El caso se suma a otros de violación colectiva que han provocado indignación en Río de Janeiro en los últimos meses.
En mayo pasado la Justicia ordenó el arresto de otros cinco adolescentes acusados de haber participado en la violación colectiva de una niña de 12 años en Río de Janeiro. El crimen ocurrió en una favela de la Baixada Fluminense, una región de altos índices de pobreza y en cuyas barriadas operan bandas de narcotraficantes. EFE
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