De confirmarse el pronóstico para este año, Brasil encadenaría dos ejercicios en rojo por primera vez desde 1930.
Brasil se contrajo un 3,8 % en 2015 y sufrió así su mayor recesión económica en los últimos 25 años, un dato que refleja la acentuada crisis que atraviesa el país que durante años fue la locomotora de América Latina.
Con el desempleo en aumento, la inflación en el 10,67 % -por encima del techo de la meta oficial- y el consumo en mínimos, la presidenta Dilma Rousseff tuvo que hacer frente en 2015 a un año negro, el peor en materia económica del último cuarto de siglo.
El desplome del Producto Interior Bruto (PIB) brasileño, divulgado por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), fue más alarmante de lo esperado por el mercado financiero, que preveía una caída del 3,71 % y que augura un retroceso del 3,45 % para 2016.
De confirmarse el pronóstico para este año, Brasil encadenaría dos ejercicios en rojo por primera vez desde 1930.
Cifras preocupantes
El rumbo descarriado de la economía brasileña refleja la delicada situación del país que, pese a todo, sigue siendo la séptima mayor economía del mundo, a la vez que confirma la trayectoria negativa en la que se encuentra sumergido Brasil.
La expansión registrada durante el último mandato del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, cuando Brasil llegó a crecer un 7,6 % en 2010, contrasta con los datos cosechados por su ahijada política: en 2011 el PIB se amplió un 3,9 %; en 2012, un 1,9 %; en 2013, un 3 % y un escaso 0,1 % en 2014.
De acuerdo con el IBGE, el frenazo del PIB fue provocado por el enfriamiento de prácticamente todos los ámbitos de la economía, del que sólo se salvó la actividad agropecuaria, que creció un 1,8 %.
EFE
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