El expresidente brasileño, en medio de acusaciones de corrupción, anunció que postulará nuevamente en el 2019 al Palacio do Planalto.
Lula da Silva aprovechó un mitin del Partido de los Trabajadores de Brasil para defenderse de las acusaciones de corrupción en su contra, haciendo una analogía entre su situación y la de Jesucristo. El exmandatario (2003-10), ante los aplausos y la algarabía de sus simpatizantes, dio a entender que postulará a la presidencia de su país en el 2018.
"No iba a decir lo que voy a decir, pero necesito decirlo. No puedo ni hablar de Cristo, porque me dicen: '¡Lula quiere compararse con Jesucristo!'. No quiero compararme, pero él también fue perseguido. Herodes mandó matarlo cuando nació. Y él apareció mucho tiempo después, hizo lo que hizo y no se lo perdonaron. Mandaron crucificarlo" dijo Da Silva, en declaraciones recogidas por el diario El Mundo de España, ante los aplausos de los simpatizantes del Partido de los Trabajadores. El mitin fue en Bangu, un humilde barrio de Río de Janeiro. Su objetivo fue promover la campaña de la diputada Jandira Feghali a las elecciones municipales de este domingo, pero el plato de fondo fue la aparición de Lula da Silva.
El expresidente es blanco de acusaciones de corrupción por el caso de 'Lava Jato': una presunta red de sobornos y lavado de activos mediante la petrolera nacional 'Petrobras'. El pasado martes, un juez aceptó los cargos presentados contra él por un grupo de jóvenes fiscales. "Soy un ciudadano indignado, porque no puedo aceptar las ofensas de unos niños procuradores que dicen que monté una cuadrilla para gobernar este país. Sí, monté una cuadrilla. Una cuadrilla que sacó a 36 millones de personas de la miseria, elevó a 40 millones a la clase media e hizo que el hijo de una asistenta llegara a médico o ingeniero", se defiende Da Silva.
¿De vuelta al poder? "Si pensaban que por perseguirme o por perseguir al partido evitarían que yo fuera candidato en 2018. Yo no era candidato, pero se han convertido en mi principal gancho", explicó el líder del Partido de los Trabajadores, quien luego se refirió a sus seguidores como su "apoyo electoral en 2018". La última vez que Da Silva ocupó un cargo público fue en marzo de este año. Dilma Rouseff, hoy destituida, lo nombró Ministro de la Casa Civil poco después de la filtración de un audio en el que esta le prometía un puesto en el gobierno para que no vaya la cárcel. Solo horas después, un juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil anuló la decisión de la entonces presidenta.
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