Ambos políticos rezaron en una pequeña capilla dentro del domicilio del Arzobispo durante el encuentro.
Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski rezaron antes de entrevistarse en la sala principal de la casa de Juan Luis Cipriani. En una pequeña capilla en la que hay al menos cuatro reclinatorios marrones y un altar bien iluminado, las tres personalidades, de rodillas, oraron guiados por el cardenal. Las fotografías fueron brindadas en exclusiva a RPP Noticias.
No estuvieron juntos. Marcaron una distancia prudencial. Cipriani en la primera banca, cerca del altar. Tras él, la lideresa de Fuerza Popular y al final de la nave, el presidente de la República.
La sala es un ambiente amplio y alfombrado donde los colores claros resaltan. Las amplias ventanas están cubiertas por unas largas cortinas recogidas. En las paredes hay cuadros a la vieja usanza y unos candelabros en el techo que estaban apagados porque la luz de la tarde aún iluminaba la sala.
Conversación distendida. Los muebles cremas simétricamente ubicados fueron utilizados por Cipriani y Fujimori. Ellos estaban frente a frente, mientras que delante de ambos, PPK en una silla de madera brillante era quien tenía la atención y preponderancia visual en las fotografías. Aunque su postura rígida, a diferencia de sus interlocutores, podría denotar cierta tensión en algunos pasajes.
En contraste, en las otras mesas había imágenes del Señor de los Milagros y otros santos que creaban un ambiente casi sacro a una conversación que tuvo temas álgidos sobre el destino del país.
El color al blanquecino escenario lo puso una muñeca de ñusta que reposaba en la mesa central, al lado de una corona navideña y algunos libros de tapa gruesa. PPK tenía una mesa a su lado donde dejó un cartapacio y un fólder de manila con un lapicero para tomar apuntes. Fujimori no aparece en las imágenes con libertas para tomar nota.
Al final del encuentro, la foto recordatoria. Más sonrientes en la intimidad que ante los flashes y los periodistas en conferencia, posaron para el lente los tres protagonistas en una conversación que duró cerca de una hora en la casa del cardenal.
Comparte esta noticia