José María 'Chema' Salcedo te explica cuál es el rol de un procurador ad hoc en un proceso y cómo beneficia al Estado.
Un procurador ad hoc es un abogado muy especializado, un abogado solo de daños y perjuicios. La razón por la que este existe es para asegurar que el Estado sea reparado o ver qué consecuencias patrimoniales asignadas a terceros se derivan. Se le llama ad hoc, una frase latina, porque se encarga de un caso específico o un grupo de casos específicos y solamente de eso.
“Un procurador tiene que reunir toda la información que se refiera a los activos de las persona o de las entidades a las que va a emplazar para el pago de daños y perjuicios. Va a necesitar medidas provisionales para inmovilizar patrimonios o para obtener garantías sobre si va a no negociar con el emplazado medidas transaccionales”, explica César Azabache, abogado y exprocurador anticorrupción que investigó a Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
Actualmente, el procurador ad hoc es nombrado por el Consejo de Defensa del Estado, que es un órgano del Ministerio de Justicia. La principal limitación que hay que tener en cuenta es que el procurador no es un fiscal. Su trabajo es muy específico y está dirigido a asegurar las indemnizaciones que el Estado debe percibir por los daños que ocasiona un delito, pero no investigar ese mismo delito.
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