Leonardo Haberkorn, periodista y catedrático universitario, compartió en una carta abierta los motivos por los que deja la educación.
Una carta escrita por el periodista uruguayo Leonardo Haberkorn se ha hecho viral por ser el testimonio de cómo renunció a ser profesor por estar “cansado de luchar contra los celulares, el Facebook, WhatsApp”. El texto fue compartido originalmente en su blob en diciembre del 2015, cuando renunció a su cátedra en la carrera de Comunicación de la Universidad de Montevideo, pero fue recogido recientemente por medios argentinos como Infobae o Diario El Sol.
La renuncia. "Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en periodismo. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies. Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más".
Lucha perdida. "Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos, aunque más no fuera para no ser maleducados, todavía tenía algún efecto. Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen. Además, cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado".
Se rinde. “Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo. Este año, proyectando la película 'El Informante', sobre dos héroes del periodismo y de la vida, vi a gente dormirse en el salón y a otros chateando en WhatsApp o Facebook”.
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