AFHS: Francesca Maldini le deja todos sus bienes a su exmayordomo Peter

Los González en pleno llegan a la casa de los Maldini para asistir al velorio de las cenizas de Francesca. Llegan dando gritos lo cual molesta a Isabella y más cuando Teresa coloca las cenizas de su madre Nelly junto a la difunta señora Maldini "para que conversen". Carlos Cabrera les abre la puerta y los hace entrar a todos y eso molesta a Bruno. “Miren a este, ya se cree dueño de la casa”, dice. Ronald Cross le dice a Nicolás que al día siguiente se dará lectura al testamento de Francesca. “No lo vayan a olvidar”, le dice. “Y cómo hacerlo”, responde Fernanda que está al lado de su hermano.

Manolo recibe la visita de Luciana. “¿No vas al velorio?”, le pregunta. “No, no soy bien visto en esa familia”, responde. Le cuenta que su madre ha llevado a Peter al velorio porque está muy mal y ha tomado muchos calmantes. La muerte de Francesca lo ha afectado mucho.

Peter y Socorro llegan a casa de los Maldini. Peter se dirige al bar y sirve una copa de cognac. Se acerca a la urna que contiene las cenizas de Francesca. “Su cognac madam”, dice. Fernanda se le acerca sollozando y lo abraza. “¿Por qué tuvo que pasar esto Peter?”, se lamenta la joven. Peter recuerda todos los gratos momentos que vivió al lado de doña Francesca y no puede contener las lágrimas. Su dolor alcanza a todos los asistentes al velatorio. Hay mucha tristeza. Se le acerca Carlos pero Peter reacciona mal. “¡Asesino! ¡Si no fuera por ti madam estaría viva!”, grita y se pone a forcejear con tan mala fortuna que termina golpeando la urna que contiene las cenizas de Francesca que caen sobre todos los asistentes al velatorio. Peter y Socorro salen de la casa y Carlos va tras ellos y le dice algo a Peter en el oído, algo que lo calma.

A solas en su cuarto, Carlos toma una pequeña maleta. “No hay tiempo que perder”, dice y sale de la casa de los Maldini. Después se le ve en una tina bebiendo una copa de champagne. “El plan salió perfecto. Esperé tanto por este momento”, dice mientras una misteriosa mujer se le acerca.

Joel e Igor ni se imaginan que sus amigas rusa y alemana no tienen nada de europeas. Ellos deciden caracterizarse en términos más folclóricos para impresionarlas pero ellas conversan entre sí y confiesan que no saben nada de ruso ni de alemán. Joel parece un ekeko con todo lo que se ha puesto

El doctor Cross lee el testamento de Francesca Maldini y toda su familia se queda de una pieza cuando se enteran que la difunta le dejó todos sus bienes, que no son pocos, a Peter es decir Rodolfo Rojas, el padre de Manolo. Miguel Ignacio e Isabella creen que se trata de un error. Carlos considera que lo que dice el testamento en injusto. “Además my mother estaba mal de la cabeza”, dice Isabella. “Entonces el testamento es falso. Hay que declarar que mi nona era incompetente”, le pide Nicolás al doctor Cross. Nicolás pide a la familia que voten a favor de impugnar el testamento y todos, menos Fernanda, levantan la mano. “¡Joven Nicolás, lo desconozco!”, le dice Peter. “Qué quieres, tenemos que velar por nuestros intereses”, es la respuesta de Nicolás. “Lo siento, el testamento es inimputable”, les dice Cross. Los Maldini empiezan a buscar pruebas de que Francesca estaba loca. Peter está horrorizado. “¡Para esto sí son una familia!”, les dice Fernanda. “¡Así, mi amor, eres un líder!”, remata Rubí. “Pero Peter no es el único heredero”, les dice Cross. “¡Menos mal!”, dice todos. Tocan la puerta y es Lucifer. “¿Ya empezaron?”, pregunta.

Los González hacen su habitual cola para ingresar al baño de su casa. “Deberías decirle a Carlos que te haga otro baño, finji”, le dice Reyna a Charo. “Carlos ahora es un partidazo, es viudo y tiene harto billete”, insiste. Y toda la familia es de la misma opinión y Charo no quiere saber nada del asunto. Alejo les dice que no insistan en el tema y que él sabe cómo hacer para que su hija hable con Carlos.

Cross les dice a los Maldini que Francesca ya preveía lo que iba a pasar y que por eso dejó un audio explicativo, tras lo cual les entrega un CD de audio. “Los eché a perder y resulta que todos son unos mantenidos y por eso decidí entregarle todos mis bienes a mi gran amigo Peter, él siempre fue mi mano derecha. Ninguno de ustedes me fue a visitar a la cárcel y la única amiga que tuve allí fue Lucifer. A ella le dejo una pensión vitalicia de pan con chicharrón. Adiós familia, respeten mi última voluntad, salgan adelante. Los quiero mucho”, se escucha decir a Francesca. “Peter, te felicito”, alcanza a decirle Carlos al exmayordomo ahora convertido en millonario.