Muchos postulantes confunden confianza con arrogancia. Evita ser uno de ellos.
Existe una línea muy delgada entre la confianza y la arrogancia. La diferencia radica en que las personas con confianza en sí mismas se relacionan de igual a igual con el entrevistador, mientras que las personas arrogantes dan la impresión de sentirse superiores al resto.
Inés Temple, presidenta de LHH-DBM Perú, brinda algunos detalles para evitar caer en este error, que es considerado como uno de los principales pecados en el campo laboral:
Señal de inseguridad. La experta señala que muchos jóvenes suelen caer en la arrogancia en sus primeras entrevistas laborales, ya que asumen que esa actitud funciona a la hora de hablar de éxito. Sin embargo, también existen personas de amplia trayectoria que han reaccionado de la misma manera al ser entrevistados por profesionales más jóvenes. Sea como fuere, esto solo demuestra inseguridad y te perjudicará en el proceso de selección.
Destruye relaciones. “La arrogancia es señal de desprecio y nada destruye más las relaciones que el desprecio”, menciona Temple. El periodista canadiense Malcolm Gladwell, menciona en su libro Blink, que una de las causas más frecuentes de una ruptura amorosa es el desprecio. Cuando ese sentimiento aparece, ya no hay marcha atrás para ninguna de las partes. Lo mismo ocurre en las relaciones laborales. “Nadie quiere trabajar con alguien que lo desprecia y lo hace sentir menos”, dice la especialista.
Genera desconfianza. “Yo nunca he escuchado de nadie que recomiende a un arrogante o a un soberbio”, asevera Temple. De hecho, la prestigiosa psicóloga y profesora asociada de la Universidad de Harvard, Amy Cuddy, realizó una investigación sobre las diferencias entre los cirujanos soberbios y humildes. En ella encontró que los médicos que son percibidos como arrogantes por sus pacientes, son enjuiciados hasta tres veces más cuando se equivocan que los que pertenecen al segundo grupo.
“Lo mejor es batallar contra la arrogancia y procurar generar cercanía, aceptación y aprobación. No olvidemos que no somos mejores que nadie”, finaliza la presidenta.
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