¿De qué se tratan los emprendimientos sociales?

Los jóvenes quieren, cada vez más, darle a su vida no solo un sentido productivo, sino que sus acciones tengan un impacto positivo en la comunidad. Esta tendencia inspira cada vez más numerosos emprendimientos sociales.

La Unión Europea define al emprendimiento social como “aquel emprendimiento cuyo objetivo primario es lograr un impacto social más que generar beneficio para sus propietarios”; que opera en el mercado a través de la producción de bienes y servicios de un modo emprendedor e innovador.

Este tipo de emprendimiento utiliza sus excedentes para alcanzar estos objetivos sociales; y es gestionada de un modo responsable y transparente, involucrando a los trabajadores, clientes y grupos de interés afectados por su actividad empresarial.

Dicho de otro modo, un emprendedor social es una persona que mediante la innovación y la creatividad plantea soluciones para un problema social. Además utiliza las herramientas y el enfoque empresarial para lograr que su proyecto sea sostenible y sustentable. Esto último es un punto importante porque los emprendimientos sociales deben ser económicamente rentables a mediano y largo plazo, tanto como ambientalmente amigable o socialmente responsables.

Cabe precisar que los emprendimientos sociales no son las áreas de responsabilidad social corporativa como las que tienen muchas empresas ya que estas siguen persiguiendo un objetivo económico. “Tampoco debemos confundir el emprendimiento social con otros conceptos o actividades como organizaciones sociales, activismo social o la provisión de servicios sociales” señala Álvaro Ramírez, del Departamento de Creación de Empleos y Desarrollo de la Empresa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Si bien el emprendimiento social tiene similitudes con estos “conceptos y actividades”. La diferencia es que éstos no reúnen los tres requisitos básicos de objetivo social, innovación transformadora y modelo de negocios sostenible que deben tener los emprendimientos sociales. También contribuyen con el desarrollo de la sociedad pues enfrentan necesidades sociales insatisfechas, además buscan mejorar la calidad de los servicios sociales. Y finalmente, fomentan prácticas éticas en los mercados y atrae a nuevos empresarios que quieran hacer una diferencia en la sociedad.