Las pruebas de que Marte pudo ser habitable en algún momento del pasado no dejan de aparecer.
(Agencia N+1 / Dmitry Trunin). El rover Curiosity encontró boro in situ en el suelo marciano por primera vez. Antes se determinaba su presencia solo por métodos indirectos. Esto puede servir como evidencia de que alguna vez hubo vida orgánica en Marte. Además, los científicos propusieron un mecanismo de penetración de boro en la roca. El artículo correspondiente fue publicado en Geophysical Research Letters.
La presencia de boro en el suelo fue observada por Curiosity usando el ChemCam, un conjunto de herramientas de estudio a distancia, entre ellos LIBS (espectroscopia de plasma inducido por láser) y RMI (un sistema remoto de registro de micro imágenes). LIBS analiza el espectro de la roca evaporada por láser, y el RMI fotografía el sitio de observación antes y después de las mediciones de LIBS, para que sea posible entender en qué entorno se están realizando estas mediciones. La radiación registrada por los instrumentos indicó el contenido de boro en la roca investigada.
Descubrimiento. Básicamente, los minerales que contienen boro fueron encontrados en fallas geológicas llenas de sulfato de calcio. Para ser más precisos, las cinco muestras tomadas de las fallas en la Bahía de Yellowknife y treinta y ocho de la piedra arenisca del monte Sharp y de la Unidad de Stimson fueron positivas. Probablemente, el boro también está presente en la roca madre, el lecho rocoso del planeta, pero detectarlo es difícil por el alto contenido de hierro en ella.
Los científicos también propusieron una teoría sobre la formación de minerales que contienen boro. Lo más probable es que anteriormente había un lago, en cuya agua se disolvió el boro, en el sitio del cráter Gale. Poco a poco el lago se evaporó y el boro pasó a las aguas subterráneas. Luego las sales disueltas se redistribuyeron en la roca y salieron a la superficie durante la erosión, donde Curiosity los pudo detectar. El mecanismo de evaporación, considerado por los investigadores, implica que las aguas subterráneas de Gale probablemente sean ligeramente alcalinas.
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