Sus personajes, aunque provengan de los bajos fondos y del mundo de la delincuencia, sienten, aman, lloran y ríen como los demás
Así lo han manifestado tres de los mayores representantes del género negro sueco del momento, Jens Lapidus, Mari Jungstedt y Asa Larsson, quienes han participado en una mesa redonda llamada "Suecia. Estado de malestar" dentro del marco de actividades del certamen literario Getafe Negro (Madrid).
Desmontar tópicos no es lo único que han conseguido estos autores, ya que, según el moderador, el escritor español Lorenzo Silva, la moda de la novela negra sueca está permitiendo crear nuevos lectores que se sienten conectados con las tramas de estos autores.
Esta conexión, ha resaltado Asa Larsson, se debe a que, en última instancia, todos ellos hablan de la condición humana.
"Nuestros personajes, aunque provengan de los bajos fondos y del mundo de la delincuencia, sienten, aman, lloran y ríen como los demás", ha aclarado la autora.
Larsson -que está cosechando un gran éxito con "Aurora Boreal"- ha insistido en que esa mirada profunda en el interior del ser humano, aunque no fue intencionada desde sus comienzos como escritora, proviene, en su caso, de la necesidad que tenía de expulsar su ira acumulada desde su juventud.
Ha contado que durante su infancia y adolescencia era creyente de la Iglesia Libre, una comunidad católica que, "aunque profesaba la libertad, pretendía que todos actuásemos y pensásemos como los líderes", dolorosa experiencia que depuró gracias a la escritura de su primera novela que trata sobre este tema.
Traumas del pasado también han servido a Mari Jungstedt como fuente de inspiración en sus novelas ya que, según ha relatado, la elección de la fragilidad de la niñez y sus consecuencias como tema principal de sus siete novelas, es fruto de un episodio de acoso escolar que ella misma sufrió en el colegio.
"Además mi padre era alcohólico y yo no tenía a nadie con quien hablar sobre mis sufrimientos, por eso la forma en que los niños están expuestos al mundo y las relaciones familiares siempre están presentes en mis libros", ha aclarado la autora, que antes de lanzarse a la literatura fue presentadora de un noticiario diez años.
Una perspectiva más enfocada a la crítica social es la que define la literatura del abogado penalista Jens Lapidus, quien, influido por su profesión, siempre en contacto con el mundo criminal, las investigaciones policiales y las pruebas judiciales, centra sus textos en los oscuros ambientes del tráfico de drogas y la prostitución.
Lapidus ha explicado que al narrar sus novelas desde la perspectiva de los delincuentes, los juicios éticos o posturas moralistas no tienen cabida en sus libros, pero sí la crítica social, denominador común del género negro.
EFE
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