Puesta en escena fue ovacionada de pie y en contagiosa felicidad, algo que cada vez es más raro de ver en la Ciudad Luz
El público de París se rindió con bravos, aplausos y ovaciones al arte de Plácido Domingo y celebró anoche en pie el estrenó de "Cyrano de Bergerac" (1936), de Franco Alfano, en el Teatro del Châtelet, dirigido por Petrika Ionesco y Patrick Fournillier.
Junto al dulce y trágico "Cyrano" del tenor español, de técnica perfecta e impecable forma, la asistencia aplaudió con especial entusiasmo a la vibrante soprano y también excelente actriz Nathalie Manfrino.
La cantante francesa era la "Roxana" de la pieza, prematura viuda de "Christian" (Saimir Pirgu), quien logró conquistarla gracias a los versos escritos con todo su amor secreto por su amigo y narigudo espadachín "Cyrano", convencido de que jamás podrá ser correspondido debido a su fealdad.
La velada terminó con el público en pie, configurando uno de esos éxitos en los que todo el mundo aplaude con contagiosa felicidad, algo cada vez más raro de ver en París, según comentaban algunos críticos.
La excelencia de
Al mismo tiempo, la espectacularidad de escenarios y vestuario, a la antigua, y la no menos magistral dirección escénica de Petrika Ionesco, le dieron a la pieza un tono de época que el público apreció de manera considerable.
Al igual que la dirección musical de Patrick Fournillier, maestro que conoce bien la obra pues la dirigió en 2006 y 2007 en Londres, Nueva York y Valencia, aunque con un montaje escénico diferente.
La obra no era interpretada en París desde 1936, en su versión original en francés.
Poco amante de dormirse en los laureles, el tenor español y también promotor musical de jóvenes talentos, director de orquesta y de
No le falló la intuición pues no ha dejado de triunfar con este papel que hoy, de nuevo, bordó.
Plácido Domingo demostró, en todo caso, lo que ha venido diciendo a la prensa desde que dio vida por primera vez a "Cyrano", ese personaje "de sueño", excepcional, con el que se siente particularmente "bien".
Su personal exploración sobre el amor, la manipulación, la guerra, el odio y el perdón, que es también esta ópera, inspirada en la pieza universal de Edmond Rostand, podrá contemplarse en el Teatro del Châtelet hasta el próximo 31 de mayo durante cinco representaciones.
EFE
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