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Las nuevas generaciones conocen a un Mick Jagger ya muy grande (tiene 72 años) y aunque conserva un estado físico mejor que cualquiera de los Rolling Stone, las arrugas de su cara terminaron escondiendo el bello rostro que supo ostentar varias décadas atrás.
El líder de los Rolling Stone fue uno de los mayores sex symbols en sus años mozos. De hecho, su carrera artística ha sido tan prolífica como su carrera sentimental.
Esta vez nos detendremos en James Leroy Augustin Jagger, nacido el 28 de agosto de 1985.
Con sus casi 30 años, este buenmozo ha sabido pasar casi desapercibido más allá de ser el hijo de uno de los cantantes más importantes de la historia y de Jerry Hall, la actriz que enamoró en Batman (1989).
Pasemos a analizar los dos casos.
James Jagger y Mick Jagger: Posee los ojos celestes brillantes de su padre pero los combina mejor con rubio en vez del castaño claro de Mick. Otro rasgo que lo destaca es su boca. Aunque los labios no son tan gruesos como los de su padre, sí poseen un rojo que hipnotiza.
Jagger en su juventud y madurez siempre mantuvo una figura delgada. Algunas veces con más músculos pero por lo general fue un flaco hot con una cintura que sería la envidia de cualquier bailarina de ballet.
¿Y qué tenemos acá? El mismo palo de escoba. Casi no hay diferencias entre el ancho de su espalda con su cadera.
En lo que más se ha beneficiado con la genética de su padre es en su rostro pero creemos que de todas formas gana Mick (porque esto se trata de elegir un ganador) es por los sensuales bailes que supo inmortalizar.
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