El nieto de Francesca siente que no es útil en nada y quiere irse a dedicarse a meditar sobre su vida.
Nicolás atraviesa por un mal momento anímico debido a que no se encuentra útil en nada de lo que emprende. “Ya no tengo nada con Grace, nadie me toma en cuenta en la constructora, quiero irme de aquí”, le dice a su abuela.
Francesca la sugiere que viaje a Europa con Emilia pero Nicolás quiere tiempo para él, para meditar acerca de su destino y su futuro.
“¿Y qué te parece Panamá? Podríamos abrir una oficina off shore que podría hacer negocios con la empresa que hay en Lima. Tú estarías a cargo de esa oficina”, le dice Francesca. “¿Confiarías tus negocios conmigo?”, pregunta incrédulo Nicolás. “Siempre tengo confianza en ti”, responde la abuela.
De pronto el ánimo de Nicolás cambia y se llena de entusiasmo. “¡Me voy a Panamá!”, dice y sale de la habitación de Francesca mientras que Peter empieza a sollozar. “Parece que fue ayer que le cambiaba los pañales”, dice. Francesca le pide que salga del cuarto y que se vaya a llorar a otro lado. “No quiero gente débil a mi lado”, le dice. Pero tan pronto Peter abandona la habitación, Francesca también se pone a llorar.
Comparte esta noticia