Conjunto blaugrana igualó a uno frente a su clásico rival de Cataluña y se alejó más del Real Madrid que lo aventaja por cinco puntos al frente de la clasificación.
Barcelona pudo ganar en el tiempo añadido si Piqué no hubiera estrellado el balón en el larguero o el árbitro hubiese señalado penalti por una manos clara de Raúl Rodríguez en el posterior remate de Pedro, pero lo cierto es que no mereció ganar en Cornellà-El Prat ante un Espanyol que se hizo acreedor al resultado al desplegar un buen planteamiento de su técnico, Mauricio Pochettino.
Como anunció el argentino en la víspera: el local salió a buscar al Barza, y lo hizo desde la mismísima salida de balón de Valdés. Intenso, presionando muy arriba, robando rápido y lanzando la contra con un fútbol vertical, encontró su recompensa a través de un cabezazo de Cesc Fábregas.
Tras el descanso, Pochettino dispuso el ingreso de Javi López por Weiss y adelantó la posición de Romaric, buscando dotar de más músculo el centro del campo. Sabía que su equipo no aguantaría el ritmo de la primera mitad y que el Barza no se podía permitir una segunda parte tan poco consistente como la primera.
Veinte minutos después Romaric abandonaba el campo fundido y Pochettino iba a por el empate poniendo otro delantero, el joven Álvaro Vázquez.
Xavi e Iniesta se buscaban en la línea de tres cuartos buscando darle algo de pausa al partido, un poco de aire a su equipo, pero casi nunca se encontraban.
A falta de cuatro minutos para el final llegó el cabezazo a gol de Álvaro. Cornellá-El Prat se vino abajo. Piqué y el árbitro no acertaron en la última jugada del partido. Y al Barza se le escapó un pedacito de Liga y quedó cinco puntos por debajo del Real Madrid.
EFE
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