El acto coincidió con una jornada de manifestaciones convocada por movimientos sociales que protestan contra el elevado gasto público en el evento de la FIFA y exigen que el Gobierno garantice servicios públicos y "no estadios" de calidad.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó que Brasil es un país "de conflictos" y que debe aprender a convivir con ellos, en una aparente alusión a las protestas contra el Mundial de fútbol que se desarrollaban en varias ciudades.
"No negamos los conflictos, tenemos que aprender a convivir con ellos" y "no hay ninguna vergüenza en eso, pues vergonzoso sería no reconocerlos y no buscar soluciones", declaró Rousseff durante un acto en el que sindicatos y empresas firmaron un pacto en favor del "trabajo decente" en el Mundial.
El documento, suscrito por dirigentes sindicales y empresariales, establece un compromiso en campañas de combate al trabajo infantil y la explotación sexual, así como en favor del respeto a las normas laborales durante la mayor cita del fútbol.
El acto coincidió con una jornada de manifestaciones convocada por movimientos sociales que protestan contra el elevado gasto público en el evento de la FIFA y exigen que el Gobierno garantice servicios públicos y "no estadios" de calidad.
En una alusión directa a esas demandas, Rousseff aseguró que los brasileños se quedarán con "el legado del Mundial", pues "nadie que venga" a la gran cita del fútbol "se llevará consigo aeropuertos, puertos, obras de movilidad urbana y estadios" planificados para el evento.
Muchas de esas obras, que demandaron multimillonarias inversiones públicas, aún no han sido concluidas y el propio Gobierno reconoció que otras ni siquiera estarán listas para el Mundial, que comenzará el 12 de junio próximo.
Rousseff hizo referencia a las dificultades que supone gobernar un país con "200 millones de habitantes" y "problemas complejos", y subrayó los avances sociales de los últimos doce años, en los que unos 40 millones de brasileños salieron de la pobreza, según datos oficiales.
También reiteró que "Brasil recibirá muy bien" a los turistas que lleguen para el Mundial, quienes podrán comprobar que el "compromiso brasileño con la hospitalidad" es "parte de la cultura, el ánimo y el alma de la población".
Como ha hecho a lo largo de los últimos meses, Rousseff declaró que el Mundial de Brasil será "la Copa de las Copas" y dijo que el país "hará un esfuerzo enorme para transmitir la inmensa energía" de su pueblo.
EFE
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