"Lo primero que hice nada más salir del juzgado fue confesarme", revela el cura Rafael Sansó, acusado de integrar una red de pornografía infantil en España.
El sacerdote católico Rafael Sansó Riera, imputado por un presunto delito de distribución de pornografía infantil, manifestó que no era consciente que cometía un “delito tan grande”.
Sansó se encuentra confinado en un convento desde que se destapara su detención el miércoles pasado, informa El Mundo en su portal de Internet.
Tras haber confesado su culpabilidad ante el juez y el Obispado de España, Rafael Sansó afirma que ha puesto su futuro como sacerdote "en manos de la Iglesia y de los rangos superiores".
Sin embargo, no contempla apartarse de la Iglesia porque, "una cosa es apartarse de la Iglesia y otra es ejercer como sacerdote", indica el medio español.
Sansó fue detenido en el marco de una operación internacional para desmantelar una red de distribución de material pedófilo por Internet y en la que le intervinieron 21 mil archivos de pornografía infantil.
"Lo primero que hice nada más salir del juzgado fue confesarme", revela, para comentar que ha buscado el perdón de "la Iglesia, de la parroquia y de las personas a las que he podido ofender".
El sacerdote afirma, sentirse "totalmente respaldado" por la Diócesis de Segorbe-Castellón, en España, que le ha dado apoyo jurídico y psicológico.
De nuevo pide perdón a quien haya podido "ofender" y se asila en un convento, al parecer cercano a su localidad natal, Manacor.
Sansó volverá a comparecer ante la justicia quincenalmente, según la orden de la juez que le dejó en libertad provisional.
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