Los niños que trabajan tienden a afrontar en la escuela problemas relacionados con asistencia escolar, culminación oportuna de los estudios y disminución de los logros de aprendizaje.
Según estudios, del total de niños, niñas y adolescentes peruanos entre los 6 y 16 años de edad que trabaja, el 43.7% acumula en promedio 3 años de retraso escolar en comparación con los niños que no laboran; por lo tanto el trabajo infantil sí interfiere con la asistencia escolar y con la culminación oportuna de los estudios.
“Cuando las niñas y niños trabajan en vez de ir a la escuela, se está hipotecando su futuro al impedir que tengan acceso a las herramientas que necesitarán para conseguir un empleo desarrollar una actividad productiva cuando tengan la edad suficiente”, dijo el Padre Jesús Herrero, Coordinador General de Fé y Alegría y Presidente del Consejo Nacional de Educación.
Asimismo, indicó que las escuelas deben trabajar con tres ejes fundamentales:
1. La escuela debe ser un ambiente lúdico y amigable, donde el niño o niña que trabaja se sienta cómodo
2. Las escuelas deben ser ambientes acogedores
3. Se debería diseñar un programa donde los niños y niñas que vivan en lugares más pobres reciban un incentivo
“Los niños no ganan mucho, y si reciben un pequeño incentivo van a tomarle mayor gusto a la escuela y sólo se dedicarían a estudiar. Desde el aula, desde la labor de los docentes se debe promover la inclusión”, aseguró.
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