Zoilo Enríquez, magistrado del Séptimo Juzgado Penal de Lima, indicó que solo se limitó a devolver a fiscalía solicitud de detención de Julio Sal porque presentaba omisiones.
El magistrado del Séptimo Juzgado Penal de Lima, Zoilo Enríquez Sotelo, precisó que jamás dispuso la liberación de Julio César Jaime Sal y Rosas, el sujeto que la madrugada del 28 de julio quemó a su pareja, porque éste no tenía la condición legal de detenido.
Aclaró que su participación se limitó a devolver la solicitud de detención preliminar presentado por la 48ª Fiscalía Provincial Penal de Lima en contra del referido denunciado, porque la misma presentaba omisiones que necesariamente debían ser subsanadas.
Explicó que la primera omisión es que el certificado médico legal practicado a la agraviada Elizabeth Alanya Sánchez no da cuenta de la gravedad de la lesión, limitándose a concluir "Para poder pronunciarnos se requiere informe médico detallado del Hospital Loayza".
Por este motivo, refiere, el mismo día del requerimiento (sábado 31 de julio) devolvió a la Fiscalía la solicitud de detención preliminar a fin que se subsane dicha omisión y precise con exactitud la gravedad de la lesión de Alanya Sánchez por constituir un elemento de prueba y que a él le permitirá calificar el delito o falta.
Al respecto, mencionó que hasta las 13:30 horas del lunes dicha subsanación no ha sido presentada al Juzgado Penal de Turno Permanente de la Corte de Lima.
La segunda omisión, explicó Enríquez Sotelo, es que el expedientillo de detención preliminar no contenía la notificación al investigado para que concurra a rendir su manifestación sobre los hechos acontecidos.
Al respecto, explicó que legalmente el denunciado no tenía la condición de detenido porque esta sólo procede por orden judicial y cuando hay flagrancia (es retenido en el momento de los hechos).
Los hechos se dieron a las 03:00 horas del 28 de julio, cuando el investigado y la agraviada sostuvieron una acalorada discusión en el interior del inmueble ubicado en la cuadra cuatro del jirón Libertad, Rímac.
En esa ocasión, Jaime Sal y Rosas aprovechó un descuido de Alanya Sánchez para arrojarle agua caliente en el rostro y parte del cuerpo, luego procedió a darse a la fuga.
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