Desde la década de 1970, México produce millones de estos insectos y los envía luego por avión a distintos países para extinguir la plaga.
Desde la década de 1970, México produce millones de estos insectos, a los que irradia para esterilizarlos y envía luego por avión a distintos países para extinguir allí la plaga.
Las larvas que las moscas depositan en las heridas abiertas del ganado o del ser humano pueden llegar a provocar la muerte, por lo que representan una amenaza para la industria agropecuaria y la salud pública, explicó a Efe Alejandro Parra, director de la Comisión México Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (COMEXA).
Para eliminar la plaga, las moscas esterilizadas son dispersadas en las zonas afectadas para que copulen con otras de su especie y, dada su falta de capacidad reproductiva, provoquen paulatinamente su extinción.
México erradicó el gusano en 1991, aunque en 1993 surgieron de nuevo algunos brotes. Sin embargo, desde esa fecha no se ha vuelto a registrar ningún caso. Ahora se busca librar de ella a Suramérica y el Caribe, dijo Parra.
"Acabamos de terminar un proyecto internacional en la frontera entre Uruguay y Brasil, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)", relató.
Entre los países libres del gusano barrenador, además de México y EEUU, están Guatemala, Belice, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, gracias a las moscas criadas en México. Y también se ha prestado ayuda a Libia y Panamá.
La técnica para la erradicación del gusano nació en Estados Unidos y ahora se lleva a cabo casi exclusivamente en la planta de Chiapas, ubicada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, donde se cría a los insectos y se les esteriliza con radiación.
La planta de Chiapas produce cerca de 120 millones de moscas por semana, aunque tiene capacidad para un máximo de 500 millones. Aparte de ella, hay otro centro en Panamá, pero de operación mucho menor.
En Estados Unidos se mantiene una entidad investigadora, pero no hay instalaciones para producir insectos.
El responsable de COMEXA se mostró optimista respecto a la erradicación futura de la plaga en Suramérica y el Caribe, con iniciativas como la posible construcción de una planta en la parte meridional del continente.
Librar a los distintos países de la plaga costaría distintos tiempos, según la extensión del territorio afectado. Así, mientras que en Cuba puede tardarse entre cuatro y cinco años, en Trinidad y Tobago unos meses, y en Brasil hasta tres décadas.
COMEXA dispone ahora de un presupuesto cercano a los 29 millones de pesos (cerca de 2,2 millones de dólares), una cantidad ligeramente inferior a la que se le asignó en 2008.
Está financiada de forma compartida entre Estados Unidos y México, en una proporción de 70/30, y se espera que para 2011 ambos países igualen porcentajes.
EFE
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