Tras un fracaso matrimonial o de pareja muchos hombres y mujeres deciden intentar una nueva oportunidad. Ellos han madurado, han entendido dónde estuvo la falla y tienen fe en poder formar una familia con otra persona.
Pero en medio de estos sueños surge la voz de un hijo que se opone rotundamente a que su madre o su padre tenga a alguien más que no sea su propio progenitor o incluso él mismo.
Dentro del mundo de los niños, o mejor dicho, de los hijos, existe el temor de dejar de ser amados por los padres y quedar en un lugar de exclusión respecto del amor y cariño de estos.
Esta situación está presente en todas las familias, incluso desde las constituidas y armoniosas. Sin embargo, este temor se puede convertir en una amenaza real cuando los hijos saben que el padre o la madre traerá a otra persona a compartir una vida.
Y es que para muchos hijos resultan casi insoportables varias ideas:
• Tener que compartir a mamá o papá con alguien más
• No volver a ver a sus padres juntos
• Ser sacados del mundo de exclusividad en el que estaban hasta ese momento.
Muchos hijos pueden llegar a conductas extremas, como celar al padre o a la madre asumiendo un rol de pareja, incluso ocupando en su fantasía el lugar del progenitor que ya no está en casa.
Estos hijos pueden transitar por celos naturales y propios de un determinado momento o quedarse en verdaderas conductas sádicas y de intolerancia porque no soportan dejar de ser únicos en el mundo de sus padres.
Lo que debe preocuparnos no es tanto este primer momento de resistencia, el cual debería ser superado con la comunicación (recuerde, no se deben imponer roles sino incorporar a los hijos a esta relación de modo paulatino), lo que alarma es la actitud que tienen algunos hijos de someter a sus padres y que estos se los hayan permitido.
Este tipo de padres no solo ha consentido este abuso o intolerancia de parte del hijo o de la hija sino que, seguramente, le ha dado otros permisos y otros espacios de control al punto que lo han confundido respecto del lugar que ocupa en la vida del padre o la madre: se ha constituido en el lugar de la pareja.
El rol del papá y de la mamá pasa por asegurarle a los hijos, en los planos físico, psíquico y espiritual, que estarán siempre presentes, que pueden acceder a ellos, ya sea en forma individual o familiar.
Comparte esta noticia