Nos casamos porque estamos esperando un hijo

¿Qué consecuencias puede traer a la nueva familia contraer matrimonio por un embarazo no planificado? Hoy en Era Tabú, el Dr. Fernando Maestre abordará el tema: nos casamos porque esperamos un bebé.

Casarse y formalizar la relación es un paso muy importante, pero hacerlo por las razones equivocadas puede traer muchos problemas al interior de la nueva familia. Todavía hay algunos hombres y mujeres que piensan que un bebé debe sí o sí nacer dentro de un matrimonio, sin importar si los futuros padres están preparados para afrontar la convivencia de pareja y la paternidad al mismo tiempo.

Cuando el matrimonio es producto de una obligación o imposición se elevan las posibilidades de fracaso dentro de la pareja y de la nueva familia. Lo recomendable es que la pareja se consolide como tal y, luego, emprendan el siguiente proyecto que es la paternidad.

En nuestro país, aún conservador, el embarazo no planificado es una de las razones equivocadas para formar un matrimonio. Un niño no siempre es la mejor manera de consolidar el amor de pareja. A menudo, suele suceder que aquellas parejas que se enfrentan a un embarazo no deseado, no están preparadas para formar un matrimonio por lo mismo que todavía no está en sus planes.

Algunas de las razones que llevan a muchas parejas a casarse por un embarazo no planeado se encuentran: la imposición de las familias que quieren guardar las apariencias, el sentimiento de culpa por intentar remediar una situación que ya no tiene arreglo y la idea de darle una familia a un bebé cuando los padres no tienen claro cuáles son las bases de un hogar. 

Lamentablemente, un porcentaje alto de parejas que se unen por embarazos no deseados tienen a desarrollar problemas intrafamiliares en el ámbito afectivo, psicológico y también social. Una pareja normalmente necesita un período de adaptación para aprender a vivir juntos (dicho proceso lleva entre dos y tres años). Si dentro de ese período de adaptación la pareja se enfrenta a un embarazo no planeado, es muy probable que la pareja tenga que enfrentar más presiones y situaciones que entorpecerán convivencia.

Suele  ocurrir que las parejas que se unen por embarazos no planificados, comienzan poco a poco a culparse mutuamente por la situación. En otros casos, el bebé que viene en camino o ya nacido se convierte en el foco de frustración, configurándose lo que muchos psicólogos llaman el Síndrome del Niño no Deseado. A esto también se suman otros factos que fomentan frustraciones y problemas dentro de la pareja como tener que vivir con los padres, interrumpir los estudios y aceptar trabajos mal remunerados por la urgencia de conseguir recursos para sobrevivir.

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