Para que los niños tengan un buen desarrollo emocional, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres; sin embargo, un exceso de protección puede traer más problemas que ventajas.
“Muchas veces cuidando a los seres que amamos no entendemos que existe una línea que está entre la sobreprotección y el cuidado amoroso y firme que debe recibir un hijo. A los hijos se les debe cuidar siempre, pero sobreprotegerlos no porque los volvemos incapaces de disfrutar la vida”, dijo Lupe Maestre en el programa Confidencias.
¿Cómo medir la sobreprotección?
Según Lupe Maestre, la sobreprotección se mide por diversos síntomas, pues los niños se vuelven ansiosos o angustiados:
• Cuando sobreprotegemos damos el mensaje que el mundo es dañino y peligroso
• Son niños que se vuelven flojos y no les gusta hacer nada
• No tienen vida social, no son capaces de tener amigos ni en el nido ni en el colegio
“Es importante diferencias entre ser un hijo engreído a ser un hijo sobreprotegido. El niño sobreprotegido crece con la convicción de que no puede hacer nada sin sus padres, está bien que necesitemos de otros pero no al punto de convertirnos en incapaces”, dijo Maestre.
¿Por qué los papás nos podemos volver sobreprotectores?
“Muchas veces parte por el temor y miedo de los padres, creemos que nuestros hijos no tienen los recursos suficientes para poder cuidarse en los espacios en donde no estamos a su lado. No podemos depositar nuestros miedos en nuestros hijos porque luego aparecen en ellos estados de angustia y ansiedad”, puntualizó Lupe Maestre.
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