La alimentación complementaria es una de las etapas importantes en el desarrollo del niño. Por ello es fundamental saber qué debemos contemplar para llevarla a cabo con éxito, pues de ello dependerá tener un niño sano y feliz.
“Primero es iniciar oportunamente, la sugerencia es a partir de los seis meses cuando al el niño ha desarrollado sus reflejos para alimentarse, ya se sienta, ya tiene la cabeza erguida” afirmó Dariela Armas, nutricionista del Hospital San Bartolomé.
La segunda recomendación es que la comida que se de al bebé sea nutricionalmente adecuada, es decir que provea la energía, proteínas y protección que el niño necesita a partir de esa edad.
“Es mejor alimentar al niño con papillas espesas que contengan carnes, cereales, verduras sancochadas y tubérculos en lugar de mazamorras de frutas porque estos no cubren los requerimientos nutricionales”.
Un tercer aspecto es que la alimentación sea segura, es decir, ofrecida y preparada con mucha higiene y finalmente perceptiva, brindada con afecto, respetando las necesidades del niño o niña.
“Los niños a esa edad son un papel en blanco, el quién, cómo, cuándo, dónde y con quién se alimente marcará su pauta alimenticia para el futuro, aquí el rol de la madre, el padre o la persona que se encargará de darle de comer juega un rol importante”.
Un aspecto importante que se debe contemplar al momento de alimentar al bebé es no obligarlo a comer cuando no desea.
“El niño puede escupir la comida por un simple reflejo, no porque no le guste, no debemos frustrarnos, hay que insistir en otra oportunidad y no obligarlo en ese momento porque estaríamos generando un rechazo por los alimentos”, recomendó la especialista.
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