Hace cuatro años, Guimo Quinchuilla Asencio llegó a Lima para operarse de una hemangioma facial que tiene desde la niñez. Vive de la caridad en Jicamarca.
Cuando tenía ocho meses sus padres lo dejaron al cuidado de sus hermanos mayores en la comunidad de Santa Herminia Palomar, en Chanchamayo, y nunca más regresaron. Desde aquel entonces, Guimo Quinchuilla Asencio sufre por su enfermedad.
Hace cuatro años llegó a Lima para operarse de un tumor en el rostro que con el paso del tiempo crece más, sin que hasta ahora reciba tratamiento médico. "Me he paseado por todos los hospitales. Me miran y me dicen que acá no se opera", mencionó a América Noticias.
Incluso, confiesa, él mismo tiene que auto medicarse para aplacar el dolor de la hemangioma facial que tiene desde la niñez.
Asimismo, revela que la desesperación por no saber qué hacer y las burlas de quienes lo llaman "hombre elefante", lo llevó a un intento de suicidio.
Está cansado de esas mofas, por eso tuvo que encerrarse en la humilde casa que lo cobija desde hace siete meses.
Guimo vive en el último sector de Jicamarca, Huarochirí, en donde unos vecinos le han acondicionado una casa para que pase sus días hasta que sea operado. En tanto, un grupo de mujeres del anexo ocho del sector Las Praderas lo apoyan con la alimentación.
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