Tras vencer a Albert Montañés y alcanzar los octavos de final del Abierto de Australia, el suizo reveló su profundo afecto a ese país.
Federer comentó que sus padres consideraron en su momento emigrar de Suiza a Australia, cuando él era un quinceañero y su padre trabajó durante tres meses en este país.
"Recuerdo que mis padres debatieron esta cuestión, y todavía creo que está muy bien y que es bonito ir a Australia. A ellos les encanta el país, pero al final decidieron quedarse en Suiza", dijo Federer que recordó también unas vacaciones familiares cuando tenía 14 años, por Melbourne, Brisbane y Cairns, "unas maravillosas vacaciones", como las calificó el número uno del mundo.
El país que organiza el primer grande de la temporada sueña que uno de sus representantes gane aquí, algo que no sucede desde 1976, y en estas circunstancias, el acceso a los octavos de final de Lleyton Hewitt, finalista en 2005, tras la lesión del chipriota Marcos Baghdatis en el hombro (se retiró cuando perdía por 6-0 y 4-2) fue la mejor noticia para sus aficionados, aunque ahora el de Adelaida se las tenga que ver con el propio Federer.
EFE.
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