Para ocultar su crimen, Anderson Ferreira da Silva, estudiante de administración, denunció la desaparición de su madre Rosilda María de Fátima, de 48 años.
"Hizo todo lo posible por engañar a la justicia y ocultar un crimen espantoso que él mismo había cometido", dijo a los periodistas el comisario Marco Antonio de Almeida, a cargo del caso, quien no pudo ocultar su "horror" ante lo ocurrido.
Anderson Ferreira da Silva, estudiante de administración, fue detenido el miércoles después de que la policía allanara la casa donde vivía con su madre, Rosilda María de Fátima, de 48 años, cuya desaparición él mismo había denunciado el pasado 14 de abril.
El portavoz policial dijo que algunas declaraciones del hijo de la mujer despertaron sospechas, por lo que se decidió revisar el domicilio, donde se descubrieron unas obras realizadas recientemente en el suelo de su habitación.
Al remover unas placas de cemento, los agentes descubrieron un hueco en el que estaba el cuerpo de Rosilda María de Fátima envuelto en plástico negro y cubierto con una capa de cal.
Anderson Ferreira da Silva, que intentó impedir que los agentes abrieran el hueco, finalmente confesó que mató a su madre a martillazos en medio de una discusión.
Según el comisario de Almeida, aún en ese momento el detenido conservó una "frialdad absoluta", la misma con la que denunció la supuesta desaparición de su madre y repartió panfletos con su foto entre los vecinos de San Sebastián, una ciudad de la periferia de Brasilia, en los que pedía ayuda para encontrarla. EFE
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