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Correa pide confiar en la Policía tras "emboscada" política

Foto: EFE
Foto: EFE

El mandatario ecuatoriano indicó que en las protestas hubo gente manipulada políticamente, y que incluso sus grupos de inteligencia interceptaron mensajes como "maten al presidente".

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió a sus compatriotas mirar al futuro y confiar en la Policía tras la "emboscada" política que, a su criterio, usó a policías "desinformados" para intentar desestabilizar a su gobierno y matarlo.

En su informe semanal de labores, recapituló los hechos del pasado jueves y señaló que llegó al Regimiento Quito para explicarles a los policías de tropa que protestaban sobre la ley de servicio público, pero que estos le impidieron entrar, ante lo cual insistió.

Ya estando allí -relató- escuchó consignas en rechazo al comunismo, al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y a cubanos, lo que le reveló a él y a la comitiva que lo acompañaba que no era "una manifestación normal".

"Había infiltrados, ahí estaba Fidel Aráujo, de Sociedad Patriótica (partido político de Lucio Gutiérrez)", comentó al apuntar que se dieron cuenta que era una "emboscada", que habían caído en una "trampa política".

El jefe de Estado indicó que en las protestas hubo "gente desquiciada, manipulada políticamente" que "quería matar" y señaló que sus grupos de inteligencia interceptaron mensajes como "maten al presidente".

Correa dijo que advirtieron a los policías de tropa sublevados que los dejaran salir del Hospital de la Policía, donde quedó atrapado, o que vendrían "fuerzas especiales" a liberarlos "y esto puede ser un reguero de sangre".

"Los únicos responsables de todo esto son ese puñado de criminales que se hacen llamar policías y muchos son infiltrados, y los vamos a identificar", apuntó Correa al asegurar que en la "calle de honor" que le ofrecían para salir y en la que observó varios "encapuchados", podía haber muerto en fuego cruzado.

El jefe de Estado comentó que el soldado que le prestó el chaleco anti-balas para salir del hospital recibió un impacto de bala y tiene perforado el pulmón.

Aseguró que hubo una "lluvia de tiros" sobre el vehículo blindado en el que fue sacado del hospital y que la intención de los subordinados fue la de "matar al presidente de la República".

Correa calificó su rescate como "de película" y destacó que en el mismo murió el policía del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) Froilán Jiménez, quien protegía el carro y por quien el mandatario lloró.

"Me tiraron en la parte trasera del carro, acostado, y como tres (hombres) se tiraron encima mío, es decir que si venía un proyectil no me llagaba a mí, les llegaba a los otros, ofrendando su vida por el presidente", dijo al agradecer a esos policías.

El ministro del Interior, Gustavo Jalkh, apuntó que su seguridad le protegió de disparos en el hospital, en tanto que el canciller, Ricardo Patiño, denunció que recibió golpes en la protesta que el Gobierno interpretó como un intento de golpe de Estado.

Patiño no descartó que opositores pretendan ahora atentar contra sus vidas y llamó al pueblo a "organizarse" para impedir que se repitan situaciones como la del 30 de septiembre.

"Que sepan que a cualquiera de nosotros que maten, no van a matar la esperanza de nuestro pueblo, y el pueblo va a seguir luchando por el cambio", dijo Patiño al apuntar que deben estar listos para enfrentar "procesos contra revolucionarios".

Sin profundizar en detalles, Jalkh apuntó que se mantienen investigaciones internas y que "inmediatamente" se les quitará las armas a "muchos de los identificados involucrados en esto".

Correa agradeció el apoyo externo y aseguró que le llamó su colega de Colombia, Juan Manuel Santos, quien -dijo- "se portó extraordinariamente bien" y añadió que, a su criterio, la comunidad internacional no permitirá nunca más golpes de Estado o situaciones como la de Honduras.

Aseguró que ahora el país está en "absoluta tranquilidad" y pidió a la ciudadanía que diferencie bien entre la mayoría de policías y el "grupo de mal llamados policías (sublevados) que avergüenzan".

Comentó que aún está en vigor el estado de excepción en el país por el cual las Fuerzas Armadas tienen el control de la seguridad interna y externa de la nación.

Correa reiteró que en su administración se ha mejorado la situación de los policías no sólo en salarios sino en condiciones de trabajo y apuntó que, efectivamente, en todo el sector público se eliminó cualquier clase de bonos, uno de los reclamos de la policía.

Ratificó que los policías que se sublevaron no tenían información completa y que no quedará en la impunidad la crisis en la que murieron al menos cuatro personas: dos policías, un militar y un civil. "Ojalá nunca más se repita una barbarie así", subrayó.

"Ahora, con el dolor en el alma, a mirar hacia adelante y a continuar construyendo esa patria de todas y todos", finalizó.

EFE

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